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ISBN : 8419392847
220 páginas
Editorial: Galaxia Gutenberg (17/05/2023)

Calificación promedio : 3.25/5 (sobre 2 calificaciones)
Resumen:
La postura ideológica de Manuel Machado fue muy controvertida durante el alzamiento y posterior dictadura franquista. Joaquín Pérez Azaústre, gran conocedor de su vida y obra, trata de poner en valor con el libro, tanto las difíciles circunstancias que vivió de manera casual, por encontrarse de visita en Burgos al comienzo de la Guerra Civil —zona sublevada franquista—, como la arriesgada decisión de acudir a la tumba de su hermano, recién fallecido en Colliure.
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Queridobartleby
 08 November 2023
La postura ideológica de Manuel Machado fue muy controvertida durante el alzamiento y posterior dictadura franquista. Joaquín Pérez Azaústre, gran conocedor de su vida y obra, trata de poner en valor con el libro, tanto las difíciles circunstancias que vivió de manera casual, por encontrarse de visita en Burgos al comienzo de la Guerra Civil —zona sublevada franquista—, como la arriesgada decisión de acudir a la tumba de su hermano, recién fallecido en Colliure.

Un narrador, trasunto del propio Azaústre, seguirá de cerca a Manuel Machado, transmitiendo sus sentimientos y evocando sus recuerdos, así como del resto de personajes que se relacionan con él, comenzando por el propio hermano, Antonio Machado, su mujer Eulalia, Pemán o el chófer. Expondrá este narrador su propio análisis de las situaciones y circunstancias acaecidas, en algunos casos.

Antonio Machado ha fallecido el 22 de febrero de 1939 en Colliure. Un emisario hace llegar la noticia de su muerte el sábado 25 de febrero a Manuel, que se encuentra hospedado junto a su esposa Eulalia en la Pensión Filomena de la capital burgalesa. Ya había aparecido la noticia en el ABC de Sevilla y el domingo 26 lo publica también el Diario de Burgos.

El narrador quiere dejar clara la conmoción que debió de sentir Manuel Machado con la noticia de la muerte de su hermano Antonio. Manuel cuenta en ese momento con 65 años. La pérdida de Antonio no sólo es fraternal sino de compañero de vivencias tanto en la propia vida como en la literatura.

El narrador alterna en el libro, el presente que vive Manuel Machado una vez que conoce el fallecimiento de Antonio, junto al pasado como rememoración de los momentos vividos junto a su hermano. Asimismo se remonta a los acontecimientos vividos por Manuel y Eulalia desde que llegaron a Burgos, teniendo que permanecer allí a causa del inicio de la Guerra Civil.

Manuel recuerda como en 1921 publicó Ars Morendi y manifestó a su hermano su deseo de retirarse al considerar que su poesía de corte modernista ya no tenía lugar, elogiando en cambio la poesía de Antonio. Antonio trató de disuadir a su hermano de su idea, animándole a continuar.

La pretensión de Manuel es conseguir un coche para velar la tumba de su hermano. Pueden facilitárselo sus elogios a la España Nacional y su puesto como Académico de la Lengua, conseguido en 1938. Para ello, acude al despacho del jefe del Servicio General de Prensa, José Antonio Giménez-Arnau, pero no encontrándose allí, coincide con José María Pemán, que será quien le atienda.

Por medio de los recuerdos de Manuel, Azaústre trae a colación el último día en que los hermanos y su madre coincidieron juntos en Madrid, concretamente el 9 de julio de 1936, antes de partir el día 15 a Burgos Manuel y Eulalia, para pasar con Carmen, hermana de Eulalia (religiosa de la orden de las Esclavas del Sagrado Corazón), el día de su onomástica. Estuvieron con Antonio, la madre, Ana Ruiz, su hermano José, su mujer, Matea y las hijas, María, Carmen y Leonor. También se encontraba allí, su hermano soltero, Joaquín, y el hermano más joven, Francisco, su mujer, Mercedes y las hijas, Ana, Mercedes y Leonor.

El escritor también se retrotrae a un momento muy difícil en la vida de Manuel. Momento que critica el autor que se haya obviado deliberadamente de su biografía por sus detractores. Ocurrió dos meses después de la llegada a Burgos. Manuel fue detenido con acusaciones vagas de ser contrario al Régimen. Por lo visto, el cronista Mariano Daranas, había publicado un artículo con diversas imputaciones hacia Manuel Machado, entre otras, criticaba una entrevista a una periodista francesa en medio de momentos cruciales para España y lo más grave, lo señalaba como colaborador del alcalde republicano de Madrid, Pedro Rico. Manuel Machado publicaría otro artículo defendiéndose de las acusaciones vertidas por Daranas, elogiando además el Movimiento Nacional. Pero esa respuesta se publicó en el periódico después de ser detenido.

Eulalia, ante el temor de que Manuel pudiera ser fusilado, consiguió reunirse con varias personalidades, entre ellas, Luca de Tena o José María Pemán, y también solicitó ayuda a su hermana religiosa Carmen, y dado el nacionalismo católico imperante de los rebeldes, todo hace prever que su mediación fue fundamental para su liberación.

La figura de Pemán adquieren relevancia en el libro por hallarse cercano a la persona de Manuel Machado, pudiera haber sido él quien mediara en su salida de la cárcel, pero de lo que no cabe duda es de su apoyo a la entrada en la Real Academia de Manuel, y quien le proporcionó un coche oficial con su chofer particular para acudir a Colliure. Asimismo el personaje del chófer adquiere vida propia y Azaústre ficciona el personaje.

Los episodios más gratos del libro coinciden con la estancia de Manuel Machado en París y la posterior acogida de Antonio. Manuel se establece en París en marzo de 1899. El motivo principal era económico, dado que su padre había fallecido seis años antes y ese mismo año fallecía su abuelo, catedrático en la Universidad Central de Madrid, y de cuyo sueldo dependían. La pensión de su abuela pasaba a ser el único ingreso de la familia. Ante tal perspectiva, su hermano Joaquín marcha a Guatemala para trabajar de peón y Manuel a Francia para emplearse de traductor en la editorial Garnier Frères. Además de aliviar la economía de la familia, pretende allanar el camino de Antonio, consiguiéndole otro puesto.

Antonio llega a París el 3 de julio de 1899, a punto de cumplir 24 años (Manuel cumplirá 25 en agosto). Se incorporará al día siguiente a la editorial. Manuel se hospeda en el Hotel Médicis, hotel que ya acogiera a Verlaine. Recibe a menudo la visita de Miette, camarera del Calisaya, bar de cócteles.

Manuel lleva a Antonio al Calisaya y le presenta a Miette. En el bar suele tener su tertulia el poeta simbolista griego Jean Moréas, afincado en Francia desde 1882. También se dan cita otros escritores, como Oscar Wilde, con el que Antonio queda fascinado. Manuel publicaría ya en España poco más de un año después, ¿La última balada de Oscar Wilde?.

Antonio prueba la absenta por primera vez, con la advertencia de Manuel de beberla despacio porque puede producir delirium tremens. Manuel y Antonio acompañan a Wilde y Moréas al Procope para cenar, invitados por Gómez Carrillo, cónsul de Guatemala, quien conoció personalmente a Verlaine.

En el Procope, Manuel y Gómez Carrillo prepararán una fiesta sorpresa a Antonio el día de su cumpleaños con presencia de Pío Baroja.

Remarca Azaústre la amargura de Manuel al recordar su pasado parisino en contraste con el presente, con su hermano yacente.

Manuel asocia a Antonio a Sevilla, Baeza o Segovia, pero principalmente a Madrid, donde transcurrirá su adolescencia y madurez hasta su salida por la Guerra Civil. Recuerdos de reuniones en casa de Paco Villaespesa, con la revista Electra de por medio.

Emotivamente el narrador en la persona de Manuel, rememora el poema premonitorio de Ruben Darío, Oración por Antonio Machado.

Manuel recuerda la segunda visita de Antonio a París en 1902. Se producirá entonces, el encuentro con Ruben Darío, en presencia de Amado Nervo, en el Napolitain. El sucesivo trato de Rubén con Antonio dará lugar al citado poema anterior. Evoca también otra estancia de Antonio en París doce años después de la primera, disfrutando de una beca de ampliación de estudios, estando ya casado con Leonor. En la fiesta del 14 de julio de 1911, un desesperado Antonio corre en busca de un médico para que reconozca a Leonor, que ha pasado la noche escupiendo sangre. El médico revela su tuberculosis.
Antonio era diecinueve años mayor que Leonor, pero debido a la tuberculosis fallecería tempranamente a la edad de dieciocho años, el uno de agosto de 1912. Lo recuerda Manuel.

Destaca Azaústre el episodio de ingreso a la Real Academia Española de Manuel Machado el 19 de febrero de 1938. En este caso promovieron su ingreso tanto José María Pemán, como Eugenio D'Ors. Se detiene el ensayista en el discurso de ingreso. Manuel centra su discurso en él mismo, pero no por una cuestión narcisista, sino simplemente por no disponer en Burgos de sus libros de referencia de su casa de Madrid. Se encuentran presentes en el Palacio de San Telmo de San Sebastián, diferentes personalidades políticas y eclesiásticas, además de su mujer Eulalia, Pemán, D'Ors y su director espiritual, José Zameza. Es valiente Manuel al recordar los años parisinos, aludir a Moréas, Verlaine, Rimbaud y Baudelaire, y tener unas palabras hacia su hermano Antonio. Recita el poema Adelfos, dedicado a Miguel de Unamuno.

El poema es una declaración de intenciones. Si nos detenemos en los versos, ¡Que las olas me traigan y las olas me lleven, / y que jamás me obliguen el camino a elegir!, el poeta está exponiendo a los presentes que desearía seguir su camino libremente, sin imposiciones como las que le están sucediendo desde el bloqueo burgalés. Las autoridades se revuelven en la butaca ante toda esta exposición libertaria. Pero claro, el poeta quiere seguir viviendo tranquilamente junto a Eulalia y contemporiza al afirmar que el 18 de julio de 1936 es un momento cumbre de nuestra historia, culminando el discurso con el poema Francisco Franco y algunos poemas religiosos.

El apartado de Colliure se torna lleno de emotividad. Azaústre nos expone los últimos momentos de un hombre derrotado en la figura de Antonio, quien apenas tiene fuerzas para sostenerse al caminar y menos para ayudar a su madre, siendo Corpus Barga quien se haga cargo de ella.

Emotivos son, el último paseo de Antonio junto a su hermano José y los instantes finales de vida del poeta.

Manuel al llegar y abrazarse a su hermano José se entera también de la muerte de su madre.

A Manuel le tuvieron que pesar la muerte de Antonio y la no esperada de su madre, prácticamente al mismo tiempo. Tanto es así que apenas salió del cementerio en dos días.

El tercer día de estancia de Manuel, pide a su hermano que le acompañe por el lugar que Antonio paseó con él.

Joaquín Pérez Azaústre, tal como ha indicado en alguna reciente entrevista, ha realizado un trabajo de documentación exhaustivo sobre la figura de Manuel Machado y por ende sobre la de Antonio Machado y demás personas con las que ambos escritores tuvieron relación. Esas partes documentadas y ensambladas en un hilo conductor cercano a la novela sin desdeñar la parte ensayística, son las que mejor funcionan en el libro. En cambio, la figura del chófer, es la parte más débil o por lo menos la que presenta menos interés para mí, a pesar de su indudable oficio tratando de otorgar veracidad a su personaje. Me quedo con esa complicidad que realmente existió en la vida de los dos hermanos, junto a unos itinerarios literarios, que a pesar de sus diferencias estilísticas y temáticas, contaron con el apoyo mutuo, sin olvidar los trabajos dramatúrgicos donde ambos colaboraron. Me interesa y mucho, como el autor se adentra en la psicología de Manuel Machado teniendo en cuenta los diferentes episodios, incluso traumáticos, por los que atravesó y que por intereses políticos se han obviado, así como su obra literaria, caída en el olvido, pese a su indudable valor.

Sirva el libro para humanizar la figura de Manuel Machado, cuyos inicios republicanos coincidieron con los de Antonio. Manuel, el 26 de abril de 1931, leyó en el Ateneo de Madrid el himno Canto rural a la República Española. Participó junto a Antonio en mítines a favor de la República. En abril de 1934 el Heraldo de Madrid publicó el Manifiesto "Contra el terror nazi" y los principales firmantes fueron, Antonio y Manuel Machado, Alejandro Casona, Mª Teresa León y su marido Rafael Alberti, los Baroja, Ramón J. Sender y Rosario del Olmo. Bien es cierto, que Manuel se fue distanciando por temor a una extrema izquierda incipiente. Que en el inicio de la Guerra Civil diera un giro radical en sus propias convicciones, se debieron a la conjunción de diferentes factores: el principal debido al azar en su visita a Burgos, coincidente con el Alzamiento Nacional, a pesar de sus intentos de regresar a Madrid, impedidos por las tropas nacionalistas; el temor por su vida al ser encarcelado al poco de habitar allí; la influencia de su prima y a la vez esposa Eulalia, terminaron por moldear su modo de pensar. Eulalia era una mujer de profundas convicciones religiosas, tanto es así que a la muerte de Manuel ingresó en un convento de clausura; por último, su edad entrando en la vejez, recordemos que la esperanza de vida de aquel tiempo era considerablemente menor a la actual. Es evidente que manifestó una debilidad, en cierto sentido reprobable, que con el tiempo seguramente él lamentó. de haberse hallado cerca de sus hermanos —hecho que ya he indicado que intentó—, Antonio y José, su madre, su cuñada Matea y sus sobrinas, se puede afirmar que su destino hubiera sido el de ellos, el exilio, y quien sabe si la muerte, al igual que sucedió con Antonio y su madre.

Enlace: https://queridobartleby.es/j..
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Citas y frases (1) Añadir cita
QueridobartlebyQueridobartleby08 November 2023
Recordar a Antonio en París hace cuarenta años. Imaginarlo hoy, probablemente ya enterrado, en una caja de madera o tumbado sobre una camilla, con la camisa blanca abotonada hasta el cuello, las mejillas marcadas y las cuencas amplias de los ojos, con su fuego apacible, hundidas hacia dentro. No querer pensar en el sufrimiento de su madre. Y no saber tampoco si está sola, porque no ha tenido noticia de sus otros hermanos; aunque imagina que José, con Matea, no se habrá separado de ellos.
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