Kaidú

Realmente tenía ganas de que me guste esta novela. Tenía expectativas, no había leído nada de Paula Pérez Alonso antes. Escuché una entrevista con ella y me pareció súper interesante, eso más una recomendación dentro de un newsletter me llevó a buscar la novela.
El punto de partida es interesante: una especie de triángulo amoroso en la que la protagonista se enamora/obsesiona con el perro de su novio. El perro, además, tiene un nombre magnético que funciona perfecto como título de la novela, y que es una gran puerta de entrada (junto a la portada) para generarse altas expectativas.
Lo que rescato es la descripción que hace de kaidú, de otros perros. La observación y algunas reflexiones en torno a los caninos y a la relación de los humanos con ellos es muy interesante, y es algo que al menos yo no había encontrado antes en otras ficciones. Tiene una mirada minuciosa que decanta en ciertos pasajes muy agradables de leer, en los que cualquiera que tenga o haya tenido un perro se puede sentir identificado y movilizado.
Tiene también una clara habilidad narrativa. La escritura es buena y fluye, no se siente trabada.
Ahora, por qué no me gustó kaidú y no la recomendaría:
La voz de la protagonista-narradora es sobre-analítica/reflexiva, y cansa. No llegué a empatizar realmente con ella, no es un personaje que cae bien. Es disperso, no habilita una conexión real que motorice la lectura.
Conectado con lo anterior, la narradora tiene todo un acervo intelectual grande (mucho más que el de una persona estándar), y lo despliega de una manera desordenada y que, la mayoría de las veces, no sirve a la historia. No se construye el personaje desde el lugar intelectual, no es algo que sea relevante en la narrativa, pero la voz todo el tiempo está haciendo referencias con campos del conocimiento de lo más diversos, que no aportan y des-centran de lo importante.
Si bien se aportan datos tanto de la protagonista como de Juan, el novio, ninguno de los personajes adquiere realmente volumen, y es muy difícil conectar emocionalmente con ellos. Sí con kaidú.
De a ratos se vuelve obvia y repetitiva.
La mayoría de las cosas están dichas, y no mostradas. La narradora explicita todo el tiempo cómo se siente, pero no lo vemos en acciones o hechos puntuales, y cansa.