Un millón de amigos

Es necesario saber que este libro trata sobre una historia real,una historia de abuso infantil por parte de religiosos. Y es necesario saber que todo lo que le ocurre al niño de esta historia lo vamos a leer con lujo de detalles y de una forma súper gráfica, diciendo todo explícitamente.
Esa es posiblemente mi mayor queja sobre esta historia. Algunos piensan que el autor trató el tema con sensibilidad, sin embargo, por lo explícito, siento que hizo todo lo contrario, que trató el tema irrespetuosamente para con quienes realmente sufren abusos. Sinceramente, no veo la necesidad de contar todo el abuso con lujo de detalles. Por más que el autor haya querido impactar al lector para que vea que esas cosas ocurren en la realidad, no creo que hubiese sido la manera.
Por otra parte tampoco disfruté su pluma en el resto de la historia, era desesperante leer frases donde usaba tantas palabras para decir lo mismo (meramente como ejemplo, podías encontrar algo como: esta mañana desayuné café, ya le digo yo que café bebí esta mañana...)
Y ni hablar del final, que en parte me gustó porque pasó algo que esperaba, pero por otro lado hubo otra cosa confusa, que no sé si tomar como metáfora o qué quiso decir.
Sin duda, no lo recomiendo y tampoco pienso leer más del autor.

Si su primera novela, El estudiante de San Millán enamorado, me entusiasmó vivamente, la segunda, titulada Un millón de amigos, es todavía mejor. Es evocadora, utiliza un lenguaje muy cuidado y sabroso, crea atmósferas placenteras y sensuales y recuerda a los mejores escritores de las últimas décadas. Y el argumento es una delicia. Engancha desde la primera palabra hasta la última, con un final sorprendente y fantástico que deja un sabor de boca muy grato.
El autor nos habla de abusos sobre niños que conoció en un colegio en el que estudió cuando tenía unos once años. Y aunque el tema es duro (pero, desgraciadamente, de plena actualidad), su autor, Javier Osés, lo trata con tal sensibilidad que consigue maravillosamente lo que pretende: no generar morbo, sino solidarizarse con las víctimas, mostrarles su cariño y su apoyo, y provocar una sensación de asco y de repudio hacia los abusadores que es plenamente compartida por el lector. Una novela muy oportuna. Única. Distinta. Muy, muy recomendable.