El estudiante de San Millán enamorado de Javier Osés
Ya estabas advertido de que no debías imitar a los monjes copistas de tu pueblo, de San Millán de la Cogolla, pues cuando ellos escribían eran otros tiempos en los que sobraba tiempo (y valga la redundancia) para leer. Pero ahora manda el segundero del reloj, tic, tac, tic, tac, los segundos pasan, corren, se adelantan unos a otros en una carrera de relevos, y nadie puede permitirse el lujo de detenerse a saborear un sustantivo ni un verbo ni un adverbio ni un adjetivo ni nada... La gente quiere información, información e información. En el menor espacio posible, cuanta más información mejor. ¡Eso es lo que quiere la gente y no florituras de frailes ociosos, hijo, hazme caso o te morirás de hambre en este oficio!
|