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De entrada, pensaba que sería un plagio de “Asesinato en el Nilo” de Agatha Christie; pero no ha sido así. Ha sido todo un descubrimiento esta autora, y me ha gustado. Trata del asesinato en un barco, en concreto, un camarote, un habitáculo cerrado sin opciones de entrar y salir, una trama sofisticada. He aquí el quid de la cuestión, desenmascarar el cómo del asesinato. Buen planteamiento y puesta en escena, de prosa sencilla, y rápida lectura, la pluma de esta autora es espléndida. La novela tiene dos historias, bien diferenciadas: Por un lado, novela al más puro estilo de detectives a principios del siglo XX (Agatha Christie, Arthur Conan Doyle, Gaston Leroux), cuya trama es un asesinato, nos va envolviendo en la trama. Guiño a novelas de principios del siglo XX, al principio de cada capítulo hay una reseña a un libro de este periodo. Como pegas, hay un momento, que da sensación de bloqueo, de no avanzar; y otra, aunque tiene un buen desenlace, a 100 páginas del final se resuelve. Por otro lado, psicología de personajes bien perfilados. Sobre todo, la protagonista Valentina Redondo. Ahonda en sus sentimientos, profundiza magistralmente en su alma, relata sus sentimientos de una forma desgarradora, hasta lo más profundo de su ser. Como su título dice “lo que la marea esconde”. La protagonista tiene dos personalidades: una, la marea alta, cuando tiene el uniforme, luchadora y sin contemplaciones, arrollando todo a su paso; y otra, en marea baja, frágil, débil, dejando ver su melancolía, como la arena descubierta en baja mar que muestra las entrañas. También, Valentina, es como el color de sus ojos; uno negro, frío como el tímpano; y otro ojo claro, frágil y sensible. |
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