Lejana estrella brillante

El 9 de marzo de 1916, Pancho Villa atacó Columbus, en Nuevo México. Tuvo muchas más bajas que las que dejó, pero aquella masacre y los robos que perpetró impactaron a la sociedad estadounidense, poco acostumbrada a aquella brutalidad entonces. Basada en hechos reales, Lejana estrella brillante (Hermida Editores, 2022, con traducción al castellano de José Luis Piquero) se mueve entre la revolución mexicana y la primera guerra mundial. Publicada originalmente en 2009, ha ganado el Premio Spur, es uno de los diez mejores westerns de la década según Booklist y se está llevando al cine, con Joaquin Phoenix como protagonista.
Esta novela de Robert Olmstead (New Hampshire, 1954) está protagonizada por Napoleón Childs, un oficial que está en el desierto de Sierra Madre, en México, con una patrulla de cinco hombres. Siguen el rastro de Pancho Villa y los rebeldes, un rastro que ya han perdido varias veces. Si los encuentran, la patrulla deberá enfrentarse no solo a ellos, sino también a una tierra hostil y violenta, además de a sí mismos. Los bandidos de Pancho Villa están acostumbrados a pasar hambre y sed y conocen aquella tierra rota. van tras ellos pero nunca consiguen alcanzarlos porque siempre parecen estar un paso por delante.
La expedición de Childs atraviesa el desierto, lugares áridos con vacíos espantosos y el viento arreciando, siempre el viento arreciando. El narrador destaca el impacto de la luz solar que ni siquiera las gafas de sol ni el sombrero consiguen detener. Además de la luz, por el día padecen un calor sofocante y por la noche, mucho frío. La expedición está formada por Preston, un hombre alto, fuerte y joven; Extra Billy, un luchador que no teme a nada y que resiste mejor que ninguno, y otros tres (Bandy, Turner y Stableforth), poco avezados en la guerra, pues uno es científico y otro artista, pero de los que Childs no puede prescindir.
Una de las veces que paran para descansar, un grupo de forajidos les rodea y no le dejan escapatoria. Son mucho más numerosos, así que Napoleón no quiere luchar, prefiere escapar y agotar todas las posibilidades antes que enfrentarse a ellos. Entonces se produce una tormenta de arena que les da una única oportunidad o, si no, estarán perdidos y deberán enfrentarse a la posibilidad de la muerte.
Olmstead usa una narración seca y sórdida en las descripciones de los personajes. Sin embargo, las de las escenas de tensión y asesinatos son crudas e intensas y captan la atención del lector al instante. Son descripciones atroces de la batalla, la caída de los hombres y el derramamiento de sangre, que se les escapa entre los dedos y empapa la tierra. Sin duda, la gran virtud narrativa de Olmstead son las descripciones de situaciones extremas. Los diálogos recuerdan a los westerns estadounidenses, por la rudeza de las palabras, y encajarían en cualquier película de John Ford. El autor también hace un homenaje a Shakespeare cuando incluye frases, por ejemplo, sobre la valentía que aparecen en obras del escritor inglés como Enrique V u Otelo.
En esta novela, los caballos también son personajes. Childs y su hermano, Jenofonte, los adoran y tienen gran habilidad para cuidarlos. En el nacimiento de la guerra moderna, ellos aún van a caballo, y así piensan luchar siempre. El de Napoleón se llama Rattler y tiene carisma. El resto de caballos le siguen con admiración y obediencia, como los hombres siguen a Napoleón. La admiración que sienten por esos animales es tal que no los entienden como simples vehículos, sino como símbolos de libertad, resistencia y elegancia.
Childs y sus hombres se mueven en la línea que separa la guerra primitiva, cuerpo a cuerpo, de la guerra tecnológica, más avanzada y mortífera que representa la primera guerra mundial. Los personajes hablan con fascinación de los avances tecnológicos y militares, por ejemplo las ametralladoras o el lanzallamas, que se han visto en Francia. Consideran la guerra como un nuevo Dios, y piensan que con las armas modernas las guerras no tendrán más recorrido y se instaurará una paz eterna. Napoleón maldice las guerras y lo que dejan: viudas, huérfanos, madres con el corazón roto y, sobre todo, más guerra: «Después de la guerra era antes de la guerra». El ser humano parece estar hecho para ella, y cuando hay una, el hombre siempre responde. Así seguimos actualmente.
La guerra siega las vidas como si nada, y ante la posibilidad de ella y por tanto de la muerte, Napoleón y sus hombres reflexionan sobre las vidas que han tenido. Matar a los hombres con la lengua es más fácil que hacerlo de verdad cuando llega el momento. El paso del tiempo les hace replantearse qué les queda por vivir. Comprenden que cargan con la mochila de la vida en la sociedad de la época y con el desconocimiento del devenir. Solo les queda atravesar el desierto con sentido de supervivencia. En la narración también se habla sobre la lealtad y sobre que cuando se pierde, también desaparece la confianza.
Napoleón quiere alcanzar «la esperanzadora luz de la remota estrella brillante», y para eso debe batirse con el ser humano, con el desierto y con el silencio que deja. Tienen la esperanza de que exista un más allá: «se reclinaba a mirar las estrellas [...]. Es propio de los seres humanos pensar que hay más allí afuera que aquí. Sienten avidez de que el agua sea más, y la tierra sea más, e incluso el cielo sea más». No solo que haya más fuera del planeta, sino que exista algo después de la vida. Como ponía en un grafiti pintado en una pared de Brooklyn, también se preguntan si hay vida antes de la muerte.
Childs recuerda su pasado y guarda la pequeña esperanza, casi un milagro, de que su hermano acuda en su ayuda. Ante todo, soporta la vida y quiere llegar hasta el final, pero eso le hace reflexionar acerca de cuál es nuestro lugar en el mundo. Según dice, los apaches no tienen un equivalente en su lengua para la palabra «perdido», pues son del lugar en el que están en ese momento, no vienen de (ni van a) ninguna parte.
Mientras los estadounidenses se preguntan si entrarán en la guerra de Europa, Childs echa un vistazo a su alrededor. Ya no quedan ni indios ni búfalos, pero la narración pone el foco en los arroyos y las estrellas. de México, Childs dice: «Lo único que hace ese país es estar pegado a la tierra». al final, su persecución de Pancho Villa se convierte en la persecución de un sentido a sus vidas. «Nadie había visto nunca a Villa. Creían que sí, pero no estaban seguros, así que habían acabado luchando contra nadie y contra todos».
El existencialismo envenena los pensamientos de Childs, y de tanto buscarle un sentido a la vida es la propia vida, sin sentido, la que se le va. Se pregunta qué tipo de dolor es más difícil de tratar, el físico o el psicológico, y se decanta por el segundo, y piensa que el futuro será mejor que el pasado. Cada persona tiene una historia, y la muerte de alguien hace pensar en lo que deja atrás, en todo lo que ha vivido y que se lleva consigo para siempre. A veces, es mejor no saber la verdad aunque la busquemos, sino quedarnos con el misterio.

Lejana estrella brillante no es sólo la descripción de un periodo convulso que se acaba, de una forma de luchar en la todavía se mata y se muere viendo los ojos del enemigo, es una guerra sórdida, como todas las guerras, sin cuartel y sin victoria, con sólo un breve descanso entre batallas y es la historia de unos soldados arrastrados por su destino. La persecución de Pancho Villa por parte de los soldados estadounidenses viene a semejarse al retorno de Ulises a Itaca: un objetivo muy lejano que ni siquiera se sabe con certeza si es real, pero del que no se puede escapar.
Junto con los soldados hay dos personajes fundamentales: la naturaleza implacable del desierto y los caballos. En ese mundo despiadado sólo los caballos parecen condensar los más nobles sentimientos. El desierto, por su parte, es el destino que marca y destruye y al que sólo se puede vencer aceptando su supremacía y plegándose a sus normas.
Magnífica novela de la que cuesta desengancharte. Gracias a Masa Crítica y a Babelio por el descubrimiento de este autor.

Perdón por la tardanza en reseñarlo eso lo primero ,y eh de decir que el libro al principio tenía buena pinta, pero no ha conseguido engancharme, de hecho no eh podido terminarlo, se me ha hecho muy pesado y un poco lioso eso a mi parecer, saltaba de un lado a otro y costaba mucho situarse en el momento exacto en el que sucedia.
Poco más tengo que añadir no lo que podido leer, seguro que a otros lectores les gustará..

Una historia enclavada en una época y unos hechos desconocidos para la mayoría del público español. La Revolución Mexicana. Los yankees que pelearon en México en los años previos a la Gran Guerra.

Una historia de gran intensidad y fuerza que nos sitúa en la locura, el caos y las encrucijadas de una revolución sangrienta, que como todas nacen puras para morir corruptas.

Me ha gustado y entretenido dejando un cierto poso de pena por aquellos que acaban desilusionados por los mismos ideales que los embarcaron en esa aventura tan grande y tan hermosa que es querer hacer mejor tu país.

Recomendado