No somos parte del mundo

Soraya Nárez, autora de “No somos parte del mundo”, nació en una familia de testigos de Jehová. A lo largo de los años y debido a diversas experiencias que vivió durante su adolescencia, comenzó a cuestionar su vida dentro de la organización. En la actualidad, ya no forma parte de ella y, a través de este libro, ha decidido romper su silencio para que el mundo conozca la vedad. No se trata de una novela ni de ficción, sino de su propia historia.

Siempre me ha llamado la atención todo lo relacionado con este tipo de organizaciones cerradas y sectas que son tan desconocidas para todos aquellos que no forman parte de ellas y cuando me enteré de que se iba a publicar este libro sentí la necesidad de leerlo.

“No somos parte del mundo” es un libro de poco más de doscientas páginas que se pueden leer de una sentada. Está estructurado en capítulos con diferentes temáticas en los que Soraya comparte su experiencia personal tanto siendo testigo de Jehová como una vez que ha dejado de serlo. Además, a lo largo del libro aparecen fotografías de la autora, lo que añade un toque íntimo y real a la narrativa y me ha encantado.

Esta historia es ideal para conocer desde dentro cómo es el mundo de los Testigos de Jehová, especialmente para aquellos que, como yo, no hemos tenido más contacto con ellos que las conversaciones a través del telefonillo de casa. La experiencia de la autora es tan sobrecogedora y conmovedora que resulta increíble que situaciones como estas sigan ocurriendo en la actualidad.

Son muchos los aspectos que no conocía y que me han impactado profundamente, no entraré en detalles para que los que queráis leer el libro lo hagáis desde cero. Pero de lo que sí os quiero hablar es de como me ha influido la lectura de este libro.

“No somos parte del mundo” me ha hecho reflexionar y sacar mis propias conclusiones sobre esta organización. Y si tengo que destacar cuál si ha sido el sentimiento que más he tenido durante la lectura es rabia. Rabia de pensar en la libertad que han arrebatados a todas estas personas.

Aunque no tengo conocidos que hayan formado parte de los Testigos de Jehová este libro ha despertado en mí la necesidad de informarme más sobre ellos y su comunidad.

Sin duda es una buena historia tanto para “mundanos” (así llaman ellos a las personas ajenas a los Testigos de Jehová) como para los extestigos de Jehová que pueden sentirse identificados con la experiencia de Soraya.