Mas entrega a otro la flauta doble de dulce melodía, no sea cosa que por eso ofenda a mi querido Febo. Él detesta el sonido del soplo de cañas, desde em día en que sometió a la flauta teómaca de Marsias; tras despojar por entero a sus miembros de su envoltura, colgó su piel de un árbol, inflada por los vientos
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