Odio estar donde ella me falta, cuando ella me falta. No obstante, soy yo quien siempre se marcha, y ella no puede seguirme.
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Odio estar donde ella me falta, cuando ella me falta. No obstante, soy yo quien siempre se marcha, y ella no puede seguirme.
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Clare se mueve, se vuelve hacia mi, de lado. Analizo su rostro. Tiene unas cuantas arrugas incipientes, a ambos extremos de los ojos y las comisuras de los labios, que insunuan muy levemente lo que será su rostro en la madurez. Jamás veré ese rostro, y lo lamento profundamente, el rostro con el que Clare seguirá viviendo sin mi, que jamás besaré, que pertenecerá a un mundo que yo no conoceré, salvo como un recuerdo de Clare, relegado finalmente a un pasado definitivo.
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-¿ Qué me cuentas de ti? Qué tal te va en la escuela? Qué estás aprendiendo? Alba sonríe. -En la escuela no aprendo lo que se dice gran cosa, pero estoy leyendo muchos libros sobre instrumentos antiguos y sobre Egipto; mamá y yo estamos leyendo el señor de los anillos, y también estoy aprendiendo el tango de Asto Piazzolla. ¿A los diez años? Caray -¿Con el violín? ¿Quien es tu profesor? -El abuelo. Durante unos instantes pienso que se refiere a mi abuelo, entonces me doy cuenta de que habla de mi padre. Esto es fantástico. Si mi padre dedica su tiempo a Alba, debe ser muy buena |
-Te he echado tanto de menos… -le digo llorando. -Llevas varias semanas conmigo de forma casi ininterrumpida -Ya lo sé pero… Tú todavía no eres tú… Quiero decir que eres diferente maldita sea |
Cuando Clare dibuja, mira como si el mundo hubiera desaparecido, y los únicos vestigios de civilización fueran ella y el objeto de estudio. Por esa razón me encanta que Clare me dibuje: cuando me mira con esa atención, siento que lo soy todo para ella. Es la misma mirada que me brinda cuando hacemos el amor.
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-¿Quien te gusta ahora?- pregunta sin levantar la vista. (…) Escruto el rostro de Clare. ¿ Será demasiado pronto decírselo a los 12 años? Estoy seguro que con esa edad es demasiado joven. Es mejor fantasear con el guapisimo, inalcanzable y seguro Paul McCartney que tener que lidiar con Henry el Viejete Viajero del Tiempo |
Henrry imita mi gesto, y se toca la misma cicatriz de la frente -Es igual que la mia -me dice, sorprendido-. ¿Cómo te la hiciste? -Igual que tú. Es la misma. Somos el mismo. (…) -Tú eres yo. -De mayor. -Pero… ¿Y los otros? -¿Te refieres a los otros vaijeros del tiempo? Henry asiente -No creo que haya más. Quiero decir que jamás me he cruzado con ninguno. Una lágrima asima por el rabillo del ojo izquierdo. Cuando yo era pequeño, imaginaba toda una sociedad de viajeros del tiempo, de la cual Henry, mi maestro, era el emisario, enviado para instruirme sobre mi inclusión final en esa vasta camaradería |
Bien, seas quien seas ahora soy yo quien está aquí. Quizás formes parte del pasado de Henry, pero yo soy su futuro.
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Odio estar donde ella me falta, cuando ella me falta. No obstante, soy yo quien siempre se marcha, y ella no puede seguirme
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Cuando me encuentro fuera, en el tiempo, me invierto, trocado en una versión desesperada de mi mismo. Me convierto en un ladrón, un merodeador, un animal que huye y se oculta. Asusto a las ancianas y sorprendo a los niños.
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Novela de ciencia ficción, escrita por Richard Matheson, en 1975 se titula: "En algún lugar del _________"