Clare se mueve, se vuelve hacia mi, de lado. Analizo su rostro. Tiene unas cuantas arrugas incipientes, a ambos extremos de los ojos y las comisuras de los labios, que insunuan muy levemente lo que será su rostro en la madurez. Jamás veré ese rostro, y lo lamento profundamente, el rostro con el que Clare seguirá viviendo sin mi, que jamás besaré, que pertenecerá a un mundo que yo no conoceré, salvo como un recuerdo de Clare, relegado finalmente a un pasado definitivo.
|