Ay de mí, ay del hombre que puede quedarse solo con sus fantasmas.
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Ay de mí, ay del hombre que puede quedarse solo con sus fantasmas.
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En otra parte lejos lejos existen tú y yo parecidos a nosotros
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Deja que mis dedos corran por los caminos de tu cuerpo |
Para que nada nos amarre que no nos una nada |
Yo vivía en un barrio de Madrid, con campanas, con relojes, con árboles. Desde allí se veía el rostro seco de Castilla como un océano de cuero. Mi casa era llamada la casa de las flores, porque por todas partes estallaban geranios |
Marinero en tierra