La vida es una novela

Porque, fundamentalmente, escribir era eso: desafiar el orden del mundo. Conjurar mediante la escritura sus imperfecciones y su absurdez.

Lo cierto es que yo no pensaba ni una palabra de todo eso. Es mas, siempre había pensado lo contrario: que la mayor fuerza de la ficción reside en el poder que nos ofrece de sustraernos a la realidad o de vendar las heridas que nos inflige la violencia circundante.

A menudo la existencia recupera los colores cuando se comparte.

Los lectores auténticos cada vez abundan menos. A la gente ya no le interesa la obra, sino el artista. Su vida, su careto, su pasad, sus amoríos y las gilipolleces que publica en las redes. Cualquier cosa antes de leer.

En contadas ocasiones, la vida es más imaginativa que la ficción y , cuando sucede algo así, se nos queda grabado para siempre jamás.

La realidad siempre cobra sus deudas.