Baila, baila, baila

"Baila. Nunca dejes de bailar."

Haruki Murakami reúne en esta novela sus temas más característicos que definen a la perfección la pluma del maestro nipón y que encierra como una especie de oda a la soledad existencial junto a 1Q84, Los años de peregrinación del chico sin color y La muerte del Comendador. La soledad como leitmotiv, poéticos silencios con ritmos de rock and roll, sobre asesinatos, viajes y pasajes a otros mundos, con una única certeza: todo está conectado.

La historia fue escrita en el año 1988, una etapa de transición en su narrativa, tras el éxito de Tokio Blues, Murakami quería realizar obras más existencialistas, de mayor extensión y con los sueños como eje central de personajes casi autobiográficos. Ciertamente, las novelas que he mencionado anteriormente y Baila, baila, baila están cortadas con la misma tijera. Son historias complejas y ambiciosas, cargadas de fatum y mucha fantasía.

Los sueños, el constante encuentro con el pasado, y los personajes enigmáticos, y por momentos signados a develar todas sus contradicciones existenciales, fueron tomando forma en la obra de Murakami con Baila, baila, baila de una manera definitiva. También es una novela de investigación y de misterio, en la cual la fantasía alberga y sostiene todo lo que ocurre conformando un mundo onírico marca de la casa.