Los años de peregrinación del chico sin color

"Aunque podamos ocultar los recuerdos, no podemos borrar la Historia."

Con la pieza de Liszt titulada Los años de peregrinación como leit-motif, Murakami presenta una obra que nos traslada a los más profundos y recónditos lugares de los sentimientos humanos, la búsqueda de la adolescencia perdida tras el inevitable paso a la madurez y las personas que se bajaron del tren de nuestras vidas en esa época.

Murakami es un maestro de la escritura pero, sobre todo, es un artista de la nostalgia. Pocos escritores pueden transcribir épocas vividas y extrapolarlas a la actualidad con una nitidez envidiable o no vividas y que surgan como una realidad pasmosa. Todos hemos flanqueado o nos hemos sentido sin color a lo largo de nuestras vidas, como Tsukuru Tazaki, un personaje universal y atemporal.

Los años de peregrinación del chico sin color es una de las novelas más accesibles de Haruki Murakami. Dentro de su estilo enigmático y con tintes mágicos y/o surrealistas, posee un barnizado realista, introspectivo e intimista. Aunque los personajes guardan profundas simbologías, el universo que crea se desdibuja y se solapa con otro paralelo, pero no de una forma que confunda al lector hasta hacerle perder el contacto con la realidad. Una obra magnífica, ideal para fans del autor y para iniciarse en su mundo.

La vida, siempre una continua búsqueda de bienestar y crecimiento tanto personal como profesional; llegar a un punto, mirar atrás, valorar lo vivido y aprender de los errores cometidos. Ya se sabe que el tiempo pasado no va a volver pero, soltar lastre, perdonar y pasar página, permite continuar el camino más ligero y con la maleta llena de experiencias

Esto es lo que el autor nos relata a través de la vida de Tsukuru Tazaki, un chico que con veinte años fue "desterrado" de su pandilla de amigos sin obtener una clara explicación y lo peor, sin pedirla; su decisión fue alejarse, olvidar lo ocurrido y continuar, pero esa espinita siguió clavada, "no todo desaparece con el paso del tiempo" y dieciséis años después necesita afrontar ese pasado, en busca de respuestas

Una novela que me ha encantado, en apariencia ligera, y digo en apariencia, porque hay mucho en lo que reflexionar; sin grandes giros, con un ritmo pausado pero constante, y una narrativa muy sensorial que me ha enganchado desde los primeros capítulos

Una historia para disfrutar sin prisas, que nos habla de amistad, de confianza, autoestima, decisiones, culpas y miedos, del valor y el perdón pero sobre todo de aprendizaje, ese que la vida nos da día a día

Creo que hasta el momento se han traducido y publicado 12 novelas (si se incluye la que hoy reseño) en España y no podía ser que a día de hoy un seguidor, un fan de la obra de Hariku Murakami no hubiera leído Los años de peregrinación del chico sin color y más sabiendo que está a las puertas su nueva publicación. Han sido muchas las causas que me han llevado a este imperdonable retraso, pues aun no siendo del top-3 de las novelas del japonés sí que creo que tiene un lugar en el top-5.

«En este mundo existen colores buenos, deseables, y colores que transmiten malas vibraciones. Colores alegres y colores tristes. Hay personas con un halo intenso y otras con un halo difuso.»

Es complicado recomendar a un lector que no conoce la obra de Murakami por dónde empezar, aunque quizás Los años de peregrinación tenga un poco de cada uno de los mundos que nos ha presentado el autor en sus anteriores novelas. Encontraréis a los gatos; la música tendrá mucha importancia y no solo por Los años de peregrinación que como podréis descubrir es una canción que irá sonando durante toda la novela, si no por su amado jazz; los triángulos amorosos; las escenas de sexo; la fuerza de la amistad; los sueños; la búsqueda de uno mismo; y algunos elementos más del mundo de Murakami que como he dicho se ven reflejados en esta obra.
Quizás sí, quizás podría ser una obra para iniciarse con el maestro, aunque creo que encontraríais a faltar algo de fuerza en algunos momentos, algo de tensión, algo más de pasión, y con ello la nota final de satisfacción no ha bajado ni un ápice.

«Los corazones humanos no se unen sólo mediante la armonía. Se unen, más bien, herida con herida. Dolor con dolor. Fragilidad con fragilidad. No existe silencio sin un grito desgarrador, no existe perdón sin que se derrame sangre, no existe aceptación sin pasar por un intenso sentimiento de pérdida. Ésos son los cimientos de la verdadera armonía.»

Me gustan las novelas que tienen buenos párrafos, buenas frases, novelas que tienes que subrallar y que te hacen pensar (un poquito). Los años de peregrinación es de esas novelas (la obra de Murakami al completo estaría dentro de esas novelas).

Decía Emilio Alcorze en su reseña: «nos presenta unos personajes mucho más reales, más tangibles que en otros de sus títulos. Incluso la forma de presentarlos o de hablar de ellos es más "convencional", más cercana al pensamiento filosófico (muy citado en esta obra) que a lo onírico.». Cuando lo leí me pareció una síntesis tan acertada que, con su permiso, lo he querido compartir con vosotros, pues creo que no lo hubiera escrito mejor.

«La vida es como una compleja partitura. Está llena de semicorcheas, fusas, signos raros, anotaciones indescifrables. Leerla correctamente es una tarea ardua y , aunque uno lo consiga, no siempre la interpreta de la manera correcta ni la valora en su justa medida.»

Los años de peregrinación del chico sin color tiene un excelente arranque, que bien estudiado lo tiene el japonés para engancharte en pocas páginas; tiene un notable nudo (aquí vendría el comentario de la fuerza, la chispa) y tiene un gran final, al estilo Murakami, así, sin más, se acabó lo que se daba. Suerte que lo conocemos.

«El talento es como un recipiente. La capacidad no cambia por mucho que uno se esfuerce. Y cuando el agua llega al borde, rebosa.»

No dejéis de leer cualquiera de las novelas de Haruki Murakami (los relatos es otra cuestión que ya he desgranado en alguna reseña) si no lo habéis hecho ya, pero tener en cuenta una cosa que son tantos los que le seguimos una vez leído y tenemos ganas de leer la siguiente, como lo que lo no lo vuelven a leer. Es lo que tiene ser un genio.
Enlace: http://crucesdecaminos.blogs..

Hasta ahora todos los libros escritos por Hakuri Murakami me han encantado. Es un autor que disfruto mucho ya que siempre impregna sus novelas de un toque de fantasía y hace reflexionar al lector sobre si es realidad o ficción lo que está leyendo. Esta mezcla sutil junto con una narración extraordinaria es la que desde hace tiempo ha hecho que su nombre suene siempre como candidato al Nobel de Literatura. Y ojalá en algún momento lo gane.

En este libro me parecía bastante difícil que el autor realizara esta mezcla de la que hablo, ya que es una historia bastante realista: un chico adolescente es expulsado de su grupo de amigos sin ningún argumento ni razón y pasa desde entonces sus días de manera solitaria. Aparentemente, esta se parece a otras novelas contemporáneas en las que se reflexiona acerca de las relaciones sociales, la educación, la familia y la salud mental pero, obviamente, Murakami no lo podía dejar así.

La diferencia que he visto con respecto a otras obras del autor es que esta parte de fantasía es bastante más comprensible, pero no por ello deja de ser fascinante la sutileza con la que Murakami introduce este tipo de fórmula. No obstante, también he visto algunas semejanzas con otras novelas suyas como ciertos aspectos de la trilogía 1Q84 y After Dark, de las que no voy a dar más detalles por no descubrir nada importante de la trama.

Si aún no has leído ninguna novela de este autor creo que Los años de peregrinación del chico sin color es una buena opción para empezar, ya que se trata de un libro breve que engancha y satisface bastantes de las preguntas que pueden ir surgiendo a lo largo de la lectura. Igualmente, al leer a Murakami hay que tener siempre en cuenta que no todas esas preguntas van a ser respondidas y esto es algo que a ciertas personas les puede frustrar y sin embargo a otras nos gusta bastante.

Las reseñas de Murakami son las que más me cuesta hacer, porque no sé muy bien como hablar de sus obras o de lo que me transmiten, ya que considero que son muy personales e introspectivas. Creo que cada persona puede interpretar sus obras de distinta manera, y eso es lo que mas me gusta del autor, la ambigüedad de sus metáforas que deja la puerta abierta a infinidad de interpretaciones.

Murakami siempre me revuelve por dentro, y con esta novela lo ha vuelto a hacer. Un viaje por los senderos de la soledad, el vacío existencial y la incomprensión, que acaba por remover hechos del pasado para poder seguir avanzando hacia el futuro, en un mundo en el que el protagonista está vivo, pero no vive.

Siguiendo los cánones de Murakami, esta novela no tiene un argumento arrollador, ni giros sorprendentes, ni un final cerrado a la perfección, pero es que lo interesante de esta obra está en el viaje interno del protagonista a sus recuerdos del pasado para hurgar en viejas heridas con el fin de cerrarlas y en como ese viaje cala poco a poco en el lector, como ha sido mi caso.