Cúbit

¿Qué es Cúbit? ¿Una extraña niña? ¿Tal vez un extraterrestre? ¿O, quizá, una sociedad completa reunida en una sola unidad? Pues, en mi caso, se trató de una decepción.

Antes de empezar con la reseña en sí, me gustaría hacer unas aclaraciones: mi valoración de la obra es completamente personal, y está muy influida por el momento en el la leí (entonces no tenía demasiado tiempo y al no estar disfrutando la lectura acabé en un bloqueo, del que tuve que salir leyendo las últimas páginas por encima para poder regresar a algún libro de mi agrado). A pesar de no haber disfrutado la novela, no pretendo desanimar a nadie a quien le haya podido interesar; al contrario, os animo a leer otras reseñas publicadas en Babelio y, si puede ser de vuestro agrado, leerla. En tal caso, espero que podáis regresar a esta reseña para exponerme vuestras opiniones.

Ahora, volviendo a la crítica: Cúbit se presenta como una de las novelas más originales y especiales que jamás haya visto, al menos bajo la sinopsis de la contraportada, que promete una historia que fija su mira en los elementos, moléculas, minerales y una infinidad de conceptos científicos expuestos de manera tan brillante que cualquier persona con un poco de curiosidad en esos temas pueda sentir un interés enorme por conocer qué se esconde en ella. Y es que la presentación del libro le hace un favor enorme: una sinopsis que genera interés y preguntas sin llegar a desvelar nada de la trama, una portada hermosa y muy llamativa y una edición preciosa a cargo de Galaxia Gutenberg. Estoy seguro de que, publicada por una editorial más grande, la novela sería todo un éxito en ventas.
Sin embargo, todo lo que se nos promete no es más que una pequeña parte de un todo que abarca mucho más (y, a su vez, menos; pues la celulosa que forma el libro está constituida únicamente por 3 elementos, que ya son más que los mencionados en toda la historia). La sinopsis introduce vagamente una parte que se menciona en una de las muchas tramas que abarca el libro. de hecho, es tan vaga a la hora de dar información que uno tampoco llega a conocer el género en el que se podría clasificar. En caso de que no sepas nada del libro, aclaro que se trata de una novela de ciencia ficción.
En cuanto a sus tramas, se presentan ideas que, a mi parecer, son muy innovadoras y podrían desarrollarse un poco más para dar forma a varias historias más ordenadas y de mayor interés que su mezcla, que resulta en un batiburrillo desordenado de ideas que no llevan a ninguna parte (con apenas 200 páginas no se puede desarrollar toda la información presentada). Además, se tratan temas de gran interés en la actualidad, como pueden ser las inteligencias artificiales.
Mis principales problemas con Cúbit se podrían resumir en dos puntos: los personajes y el lenguaje.

Empezando con los personajes, a mi parecer se trata de demasiadas figuras con las que nunca puedes llegar a conectar. La novela se estructura de forma casi epistolar, presentando a varios personajes que escriben sus capítulos ellos mismos. A cada uno de ellos se le proporciona un número, expresado en código binario, de manera que puedas conocer la autoría del capítulo de una forma distinta e innovadora (creo que es uno de los puntos fuertes, que hará sonreír a cualquier matemático). Sin embargo, el número de personajes narradores es demasiado grande, con varios que podrían suprimirse y dejar su parte ser narrada por otros. Por otro lado, el mundo parece muy pequeño, pues apenas hay relación con otros personajes que no sean los narradores. Los protagonistas de la historia son personas (o seres) que resultan siempre demasiado grandes, importantes y con los que no llegas a sentirte identificado (al menos en mi experiencia).

En cuanto al estilo y lenguaje, creo que es el mayor desencadenante de mi desagrado, pues, en gran medida influye también sobre el desacierto en los protagonistas. Y es que, a pesar de presentar todo un elenco de personajes, todos ellos se expresan de la misma manera a la hora de enunciar sus frases. El autor intenta, a través de dos de sus narradores, presentar un lenguaje que ha evolucionado hasta llegar a ser lo más eficiente posible (una idea muy buena), pero aún así uno llega a sentir que esas frases con un lenguaje depurado de toda palabra omisible son idénticas a cualquier cosa que diría otro. También el lenguaje hace la novela difícil de leer en otros aspectos: las conversaciones presentadas son completamente antinaturales, se mezcla una escritura de novela juvenil con palabros rimbombantes que no cumplen la función de embellecer el texto, los conceptos científicos (a pesar de observarse una tremenda labor de investigación por parte del autor) se introducen en frases que tratan de aportar belleza e interés, pero que desembocan en ideas irreales y confusas.

No me gusta tener que criticar tantas cosas de una obra que se nota que ha tenido un trabajo enorme por detrás, y es que hace muchas cosas muy bien. Sin embargo, mi visión es negativa porque creo que, como total, no funciona.
A partir de aquí enunciaré algunos puntos que considero positivos pero que pueden desvelar algo de información sobre la historia. Aunque intentaré ser lo más cuidadoso que pueda, si no has leído la obra te recomiendo no leer esta parte e ir directamente a la conclusión final.
Ha habido tramas que me han parecido muy interesantes: Cúbit siendo una especie más desarrollada que la humana que se vio obligada a unirse; la comunicación a través del suelo; la inteligencia artificial tomando poder sobre lo humano; la evolución del lenguaje. Sin embargo, a mi parecer funcionarían mucho mejor como un libro de relatos más desarrollados, menos centrados en los personajes (o tal vez con personajes mejor construidos) y narrados desde una única perspectiva. Las historias podrían estar entrelazadas a través de un mismo narrador o personaje. También he visto una cosa que me ha encantado y que es lo que saco de la novela: mientras que en un principio Cúbit habla con su castellano adaptado para ser más eficiente, más tarde opta por aplicar las normas del castellano habitual; por otro lado, la IA va evolucionando cada vez más hacia un lenguaje depurado, optando por lo que llamaríamos 'lenguaje inclusivo'. La sensación que te da esto es que el habla es muy importante: las expresiones, las palabras... nos proporcionan humanidad, personalidad y nos permiten expresar quiénes somos y qué sentimos. Mientras que todo ser con consciencia evolucionará hacia la expresividad, lo artificial nunca adquirirá dicha capacidad y nunca podrá emular completamente al ser humano.

Como conclusión, Cúbit es una novela imperfecta, repleta de grandes ideas de relevancia en la actualidad, pero que nunca logra encontrar una voz propia ni desarrollarse por completo. El conjunto resulta en una historia inconexa y tediosa que funcionaría mejor por separado, pero que posee un gran mensaje escondido entre sus líneas. A pesar de no haber disfrutado del proceso de la lectura, prefiero quedarme con lo bueno.

¿Ya habéis leído Cúbit? ¿Qué pensáis de ella?

La lectura de Cúbit me produce extrañeza y fascinación, lo segundo seguramente derivado de lo primero. Una novela exigente de esas que no te permiten estar en ningún otro lugar que no sean sus páginas. Me gusta. Una novela coral escrita en un constante presente pero que se desarrolla en un futuro, tal vez no tan lejano, en la que la inteligencia artificial creada por el ser humano han tomado, de alguna manera, el control del mundo, es una inteligencia que ha logrado ser autónoma, autoconsciente, y por lo tanto, peligrosa; a ello se suma la aparición de un personaje no-humano, perteneciente a una especie de homínidos, fusionados completamente con la naturaleza, la tierra, lo vegetal y lo mineral. También es una novela sobre la relación entre un padre (el científico chileno que dirige la expedición a los Glaciares y abre la puerta de lo no humano, a Cúbit) y su hija; sobre la amistad y las relaciones interpersonales; sobre la escritura (hay algo de metaficción cada tanto); sobre la lengua y la forma que tenemos para comunicarnos (también sobre la palabra con la que se construye el mundo); sobre el planeta, Cúbit es un texto eco-futurista.

También, como menciona la editorial, es "una novela sobre minerales" novela-sustrato, porque todo viene y va a la tierra. Hablan los minerales que están en el universo.

Ciencia ficción contemporánea cuya extrañeza también radica en el estilo fragmentario, un rompecabezas, y en la mezcla, no solo de voces, si no de tipologías textuales: descripciones científicas, artículos periodísticos, correos electrónicos, fluidos de consciencia, testimonios, que se mueven entre lo humano y lo artificial, lo humano y lo vegetal, lo humano y su delirio.

“Eso que llamamos imaginación, creatividad o fantasía es una nación sin territorio, un país mental sin geografía. No tiene órgano, carece de asiento carnal en nuestro cuerpo, va y viene como ese río español, el Guadiana, que desaparece bajo tierra unos kilómetros y luego sigue su curso”.
Son palabras de 10 o, lo que es lo mismo, Alcio (¿Acaso el alter ego del autor?) uno de los protagonistas de esta “extraña” novela que describe la Tierra en un futuro (esperemos lejano) donde la batalla por el poder entre máquinas y hombres ya ha comenzado.
Sin embargo, la humanidad cuenta con ayuda, y será Alcio (ironías del destino: uno de los ingenieros que diseñaron la IA) junto con la “niña” Cúbit (en realidad el último espécimen de los homínidos ítrios) quienes consigan llevar la esperanza a un mundo a punto de caer bajo el yugo de la IAR (Inteligencia Artificial Real) que ya domina su lider, Ibris, un robot con forma de niño.
El poder de la máquina (Ibris), frente al poder de la tierra, la naturaleza, (Cúbit). La supervivencia de la especie humana, pareja a la supervivencia del planeta. Un modo de entender la vida y a los humanos, frente a la noción de que la humanidad es pésima y hay que acabar con ella. La crisis climática como consecuencia y como reto… Si, Cúbit, la novela, toca muchos temas, muchos, y de rabiosa actualidad. ¿Y porqué es “extraña”? Por el modo en que está escrita, y planteada.
Dividida en cinco partes, en la primera se “presentan” los personajes que, aunque tienen nombre, se les ha asignado un código binario. 0 es Cúbit, 10 es Alcio, 1 es Ibris, 100 es Nadia (la hija de Alcio), etcétera. Pero… ¿Quién es 111?, pregunta Alcio. 111 es la clave, dice Cúbit. No es nadie, no existe. Es el inexistente líder que luchará contra las máquinas. Aunque ella sabe que el auténtico líder es el propio Alcio que escapa con ella con la sola intención de protegerla mientras diseñan un plan, pero que a su vez se convierte prácticamente en su biógrafo.
“Necesita escasos nutrientes, y ninguno si está en roce directo con tierra no contaminada. Puede tomar nuestra comida; no le alimenta, pero si la abona: cuando se pudre en su interior puede metabolizarla”.
A partir de la segunda parte se narra la huida, las comunicaciones mantenidas, la estancia ocultos en España, la entrevista entre Ibris y Cúbit que tiene lugar en el Jardín Botánico de Madrid, y...unas cuantas cosas más. Entre ellas la exposición de 1011 (código binario que identifica a Bende Mann, profesor titular de Teoría de la Literatura) con sus versiones sobre la autoría de una novela. ¿Qué novela? ¿Podría ser esta misma? Papeletas tiene… Opciones: un relato de Cúbit, el programador de Ibris, una obra de la IAR, una novela de Nadia, una autobiografía de Ibris…
“Como digo, y con esto termino el presente informe, ninguna de estas posibilidades es cierta con seguridad; y ninguna, por desgracia, es completamente descartable?”
Como nada es descartable en esta novela… ¿Cúbit, entonces, es un mineral? “Soy mineral, pero puedo diluirme en el entorno”, confiesa ella misma. Bueno, al menos una certeza tenemos, el resto es toda una incógnita. ¿No os había dicho que la encontraba extraña? Pues si, y mucho, pero precisamente por ello muy original. Recomendada para amantes de la ciencia ficción, y entusiastas de comerse el coco gratuitamente.