Un segundo antes de la furia

Mentir a la propia memoria es un juego peligroso.

¿Sabes qué? Es muy probable que el amor no exista. Eso que todos llamamos amor es una ilusión que creamos al proyectar en otros lo que echamos de menos en nosotros mismos. Una ilusión que dura lo que dura un engaño. (...) El amor es una enfermedad psicológica que debería tratarse en la Seguridad Social igual que se tratan las tendencias suicidas.

El amor es una enfermedad psicológica que debería tratarse en la Seguridad Social igual que se tratan las tendencias suicidas. Al fin y al cabo, es un poco eso: puro sadomasoquismo, en el mejor de los casos.

Los remordimientos no sirven para nada. Son solo enormes charcos de lodo en los que la gente decide revolcarse para ensuciarse aún más de lo que la vida te va salpicando al andar.

- Es cierto que todos nacemos con esa cuota de amor que se van llevando quienes pasan por nuestras vidas, pero las cantidades son variables. Los polvos de una noche se llevan tres litros, los amores fugaces, diez, y los grandes, esos que recordaremos toda la vida, pueden llegar a vaciar medio depósito. El tanque no es infinito y hay que ir con mucho cuidado al elegir a quién se lo das. Sin embargo, también existe para cada uno ese manantial que nunca se agota por más que bebas o repartas, esa fuente que emana más amor del que eres capaz de consumir. Ese, solo ese, es el amor de verdad. Por ese amor merece la pena seguir enamorándose, a pesar de los sufrimientos.

La sangre por si sola no ata, solo emborrona, o eso creía yo.