Un segundo antes de la furia de Verónica Molina
- Es cierto que todos nacemos con esa cuota de amor que se van llevando quienes pasan por nuestras vidas, pero las cantidades son variables. Los polvos de una noche se llevan tres litros, los amores fugaces, diez, y los grandes, esos que recordaremos toda la vida, pueden llegar a vaciar medio depósito. El tanque no es infinito y hay que ir con mucho cuidado al elegir a quién se lo das. Sin embargo, también existe para cada uno ese manantial que nunca se agota por más que bebas o repartas, esa fuente que emana más amor del que eres capaz de consumir. Ese, solo ese, es el amor de verdad. Por ese amor merece la pena seguir enamorándose, a pesar de los sufrimientos.
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