Las palabras que confiamos al viento

uno sigue siendo padre hasta cuando los hijos ya no están

A veces lloraba, otras, en cambio reía, porque la vida puede tener gracia hasta cuando ocurre una tragedia

Yui comprendió que la infelicidad llevaba gravadas las huellas de la alegría. Que en nuestro interior conservamos la impronta de las personas que nos han enseñado a amar

El luto […] es algo que se come cada día, un panecillo deshecho en trocitos que se va engullendo poco a poco.

No existía suma ni resta que no exigiera un esfuerzo de adaptación en el cuerpo.

[…] las palabras, las que se oían o las que se leían (no necesariamente en la Biblia sino en cualquier parte), llegaban a las personas por casualidad, pero no sin un propósito.

No sólo se acaban las cosas mejores, sino también las peores.

Cualquiera que haya vivido un gran luto, llegado cierto punto se pregunta qué es más difícil, si aprender o desaprender.

[…] si la muerte efectivamente tenía rostro, se debía a los supervivientes, a los que se quedaban. Sin ellos, pensaba, la muerte sólo habría sido una palabra fea.

[…] descubrieron con el tiempo que el Teléfono del Viento era como un verbo que se conjugaba distinto para cada persona, que todos los lutos se parecían, pero, juntos, no se parecían en nada.