Ver como feminista

Nivedita Menon (Mumbai, 1958) escribe al final de la introducción de este libro que "ver como una feminista no es estabilizar, sino desestabilizar. Cuanto más entendemos, más se mueven nuestros horizontes." Y creo que el libro que ha escrito es buena muestra de ello. Tengo la sensación de que eso es lo que buscaba la autora en todo momento: desestabilizar aquello que dábamos por sabido, ampliar nuestra mirada. Descolonizarla, y hacerla sensible a problemas y formas de afrontarlos que quizás nuestra mirada occidental no era capaz de ver, o de entender.

Tengo que decir que la introducción de este libro es de las mejores que he leído, porque nos introduce a un feminismo con una mirada diversa, atenta a otros problemas estructurales que necesariamente tienen que atravesar el pensamiento feminista, porque sino, se convierte en un pensamiento ciego, opaco. Y es que leer a autoras de fuera de occidente siempre es increíblemente revelador, porque suelen tener muy claro que las concepciones sexo-genéricas que en Occidente nos parecen universales, no son algo natural y, normalmente, han sido guíadas por imposiciones coloniales, que han variado a lo largo del tiempo y el lugar. Es por ello que su pensamiento siempre se me antoja como algo mucho más complejo, muy atento al contexto sociohistórico en el que se produce, y con matices que son sumamente enriquecedores.

Menon habla de familia, de matrimonio, de trabajo reproductivo, de deseo, de sexualidad, del sistema de castas, del movimiento LGBTHK (en India las siglas incluyen a las personas que se identifican como Hijra y Kothi ), de las diversas poblaciones que existen en la India y sus diversas problemáticas. Es un libro que aborda casi todos los temas clave que atañen a los feminismos, desde una perspectiva interseccional que parte de las circunstancias de las mujeres en la India para teorizar sobre problemas que son universales, pero que tienen matices según el contexto en el que se dan.

Leer a Nivedita Menon ha sido como abrir los ojos a realidades nuevas, de una forma muy didáctica y cercana. Menon teoriza siempre tendiendo puentes, haciendo preguntas desde puntos de vista que quizás no nos habíamos planteado antes, y deja la puerta abierta a la duda y al entendimiento. Y creo que eso es un gran punto a su favor.

Menon hace preguntas como "¿hacia qué tipo de justicia queremos avanzar?" ,o "¿Qué significa para el feminismo darse cuenta de que el cuerpo no es nuestra prisión, de que a lo largo de muchos años (...) se ha entendido y experimentado de múltiples maneras?", que creo que abren caminos muy importantes y enriquecedores. Este libro es de esos libros para abrir conversaciones, libros sobre los que debatir largo y tendido.

Sin embargo, tengo que decir que el último capítulo ha sido en el que menos concuerdo con la autora. Un capítulo que casualmente se titula "¿víctimas o agentes?", ese binomio al que siempre le doy tantas vueltas, porque creo que muchas veces no nos deja teorizar bien. Y eso es precisamente lo que creo que le sucede a Menon en este capítulo, que queda presa de ese antagonismo entre ambos términos, y eso le lleva a teorizar sobre asuntos tan complejos como los vientres de alquiler desde una mirada muy centrada en la elección, y poco centrada en todas las demás cuestiones estructurales que la atraviesan.

En cualquier caso, es un libro que abre puertas y ventanas, que enriquece nuestra mirada y que reivindica la necesidad de que escuchemos las voces del Sur Global, en lugar de hablar por encima de ellas.