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Concha Méndez fue una figura literaria de la Generación del 27. Aunque se dedicó principalmente a la poesía, El Solitario es su obra teatral menos conocida y a la que más tiempo y esfuerzos dedicó en vida. Esta es la primera vez que se publica íntegramente la obra con sus tres actos y en una edición crítica a cargo de Berta Muñoz y Diego Santos. Esta oba cuenta con tres actos que se pueden leer de forma independiente pero si se sigue en orden el lector podrá ver un hilo conductor. Ese hilo conductor es el personaje principal de ambos actos, desde su nacimiento prácticamente. Es una obra muy bien cuidada y escrita en versos rimados. Esto le da mucha belleza, fuerza y musicalidad. Los temas tratados son muy diversos, y bastante alejados de los temas tradicionales. Méndez trata principalmente de la soledad, teniendo todos los actos un toque melancólico y abatido. Con un fino velo gris, pero siempre con una esperanza muy vana y lejana, pero presente. Sus personajes siempre se encuentran solos, con muchos problemas para entablar relaciones con otros por diversos motivos. También se trata sobre el exilio. Y esto hay que enlazarlo con la época en la que escribió la obra, la Guerra Civil española, lo que causó que la propia autora se exiliara de su tierra y de su hogar. Esto está muy presente en los diálogos de los personajes. El texto es muy breve en sí mismo, además el ser teatro poetizado tiene un ritmo muy ligero. Es una obra que nos hace reflexionar, da gusto leer este libro. Además, la edición crítica es maravillosa y el lector conocerá muchos detalles al respecto. Enlace: https://lagranbibliotecadeda.. + Leer más |
Mercedes Gómez Blesa imparte la conferencia "Maruja Mallo, icono de la mujer vanguardista" en el marco del XII Encuentro Arte Pensamiento, organizado por la Fundación Cristino de Vera-Espacio Cultural CajaCanarias.
Maruja Mallo representa el modelo de la nueva mujer que aparece en España en los años veinte del siglo pasado, una mujer que se distancia del modelo tradicional del "ángel del hogar" y se incorpora a la vida laboral y cultural del momento. A través de su obra artística va fraguando su propia identidad femenina, al explorar, como “flâneuse”, la nueva ciudad marcada por los adelantos tecnológicos. Junto a su amiga Concha Méndez, experimenta la mayor libertad otorgada a las féminas, como queda reflejado en los diferentes motivos de sus pinturas. Su obra puede ser considerada como un icono de esta mujer vanguardista, transgresora del orden burgués, que reivindica para sí un marco más amplio de actuación.
