Temporada de huracanes

"Le decían la Bruja. Antes, cuando la madre aún vivía, le decían la Bruja Chica. Fueron los días previos al deslave del año setenta y ocho cuando se quedó sola en esa casa que visitaban los viernes las mujeres"

Así empieza esta novela corta y dura, afilada como un cuchillo, para contarnos desde sus propias voces interiores, la historia de los involucrados en la muerte de la Bruja Chica. Estamos en La Matosa, poblado ficticio de Veracruz, sumido en una eterna sequía y un calor abrasador que vuelve loca a la gente.

Frases eternas y párrafos sin fin, cada capítulo es un monólogo que se podría leer de corrido y que nos mete de lleno en la mente de personajes perdidos, hombres y mujeres abocados a la droga y a relaciones insanas como vía de escape a la falta absoluta de futuro u oportunidades.

Personalmente, al principio me costó dejarme llevar por un estilo que es como un torrente, y que recuerda a referentes claros como McCarthy, Mariana Enríquez (@marianaenriquez1973) e incluso con ecos de realismo mágico a lo Juan Rulfo. Lo que parecía un crimen y (eso esperaba yo) su investigación o resolución, acabó siendo otra cosa totalmente distinta. Pero en cuanto avancé un poco y comprendí la estructura, y lo que Fernanda Melchor quería realmente contar (que no es el asesinato en absoluto), empecé a disfrutar de su estilo e incluso a admirarlo.

La recomiendo sin paliativos para cualquier adulto, no utilizaré el manido "de estómago fuerte", porque considero que una buena historia como ésta (por dura que sea) le aporta a cualquiera, es necesaria, está brillantemente escrita, es en definitiva un grandísimo libro.