Esos hombres -los antiguos- tenían un alma y unos ojos que no se parecían en absoluto a los nuestros; y en sus venas, por su sangre, corría algo que ya ha desaparecido: el amor y la admiración por lo Bello.
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Esos hombres -los antiguos- tenían un alma y unos ojos que no se parecían en absoluto a los nuestros; y en sus venas, por su sangre, corría algo que ya ha desaparecido: el amor y la admiración por lo Bello.
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Las calles de Palermo no tienen nada de particular. Son amplias y hermosas en los barrios ricos, y se parecen, en los pobres, a todas las callejuelas estrechas, tortuosas y coloridas de las ciudades orientales.
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Gregorio Samsa es un ...