Feeling leyendo Agua y jabón desbloqueado. A veces me siento muy afortunada, cuando llego a libros como Todo lo que se mueve, así, casi por fortuna, y estos, sin otra voluntad me regalan tanto. Libros que son tesoros, por lo que guardan y por lo que son. La identificación que he sentido leyendo a Valeria Mata es total. El sentimiento de nomadismo que rompe con todo establecimiento de los sistemas políticos y económicos en los que vivimos, pero la culpa interna cuando dices que viajas porque no todo el mundo es capaz de ello, pero el abrir los ojos a que viajar no implica lo mismo hoy que hace un siglo, pero el querer respetar siempre los sitios a los que vas y empaparte de ellos sin generar tú un impacto que sea discordante en esos lugares. El ahogarte cuando llevas demasiado tiempo sin moverte. El buscar alternativas, ya sean laborales u ociosas, que te permitan cambiar. Moverte. Hace poco leí Gozo, donde una de las críticas de aquel libro es esta especie de obligación impuesta socialmente de usar el tiempo libre, de agotarte durante las vacaciones: de viajar. Pero, ¿y si ese impulso te nace? He vivido en seis sitios desde que me independicé. La perspectiva de asentarme me asfixia. Busco trabajos que me permitan flexibilidad dentro de mis posibles. Siento que una parte importante de mí se difumina si no viajo, no cambio, no me adapto. A veces sale mejor que otras, pero todo forma parte de un aprendizaje mayor. Y entonces viene Valeria Mata y me da otro impulso: el nomadismo era el ser natural del humano como lo es de los animales, incluso plantas y rocas se desplazan. El hogar no tiene que anclar, tiene que dar libertad. El cuerpo como casa. La carga de tener demasiados objetos personales. Viajar con poco. Ser respetuoso con lo que tenemos y con donde nos movemos. Entonces siento que el sedentarismo se carga todo eso, promueve el consumismo y el capitalismo, la contaminación y lo natural. Y me siento bien –aunque no siempre me sepa comprendida– estando más agusto en el nomadismo que en el sedentarismo. Dios me libre del hippismo. Tampoco nado en la abundancia. Creo que muchas veces se trata de a qué le damos prioridad. Yo no tengo casi nada en propiedad ¿Libros? ¿Ropa que repito con más frecuencia de la que me gustaría? Estoy en los treinta –casi– y sé que para mucha gente eso no es normal. Pero no puedo no irme, y eso tampoco lo entiende todo el mundo. Gracias, Valeria Mata, por darme un lugar en el que sentirme tan comprendida, y en el que he aprendido, también, tantas curiosidades nuevas. El mundo es demasiado grande para no querer descubrirlo y verlo con nuestros propios ojos. Gracias por darnos un libro precioso que se siente hogar en cualquier lugar. Y gracias por ser, además, tan reivindicativa, tan política y tan crítica. + Leer más |