Una mujer en la garganta

La ternura hizo lo demás.
Volvió a dar con la combinación,
abriendo la caja,
permitiéndole al amor hacer lo único que sabe:
que lo imposible se vuelva repetir,
que la ola perfecta
vuelva a pasar por segunda vez
por una misma playa

Porque los buenos momentos suelen ganar holgadamente, pero, por el motivo que sea, casi nunca lo parece

Yo siempre encuentro amor en mal estado,
amor que más que mor son terremotos,
amor que de antemano se ha estrellado,
yo vuelo, claro, pero sin pilotos.

La diferencia entre nosotros es que yo veía un futuro y tú solo un pasado, que en cada puerta yo veía un pomo y tú una cerradura, que cada promesa es un hilo del tapiz, pero la alfombra hay que tejerla.
Que no me fui, dejaste de buscarme.
Que me rompiste el corazón al dejar que te olvidara.

El amor es el amor.
El desamor su reverso: Roma.
Normal que se llame así el desamor porque en su interior duerme un imperio caído.

Maldigo todo amor sin avalancha
y a todo el que no sienta en modo exceso.
Yo quiero un corazón sin requisitos,
que llene de confeti los colchones
que nada, de antemano, lo haya escrito,
yo quiero un gran amor sin restricciones

Me escondo en las estrofas y el exceso,
dejando que esta década me arrastre
a un sitio del que nunca habrá regreso.

Enamorarse es raro, pero no difícil. El verdadero desafío es preservar ese sueño de amor incluso después de su transformación en realidad. Porque si encontrarse sigue siendo una magia, el no perderse es la verdadera historia.

Que pudiendo plantar nuestro amor en las macetas de la eternidad no hayamos sido más que una semilla en estado de latencia.

Tanta gente con talento sin contactos.
Tanta gente con contactos sin talento.