Por si las voces vuelven

Volverse loco no tiene absolutamente nada malo. No es algo que tú mismo te provoques a propósito.

Usa el hecho de estar totalmente perdido para crearte tú un camino

-"🅴🅽 🅾🅲🅰🆂🅸🅾🅽🅴🆂, 🆄🅽 🅿🅾🅲🅾 🅳🅴 🅻🅾🅲🆄🆁🅰 🆃🅾🅳🅾 🅻🅾 🅲🆄🆁🅰"-
.
Estamos ante la descarnada narración que nos hace Ángel Martín de esa oscura etapa de su vida sufrida hace pocos años.
Habla de lo que fue su locura de una manera abierta, sin tapujos ni tabúes, para que pueda servir de ayuda a cualquiera que sufra un episodio tan duro como el que él sufrió.
Me ha sorprendido muchísimo lo que de nuestra mente puede surgir un día cualquiera, y la estupenda manera de gestionarlo por su parte.
A la vez me alegra enormemente que lo haya podido superar y sacar infinidad de enseñanzas y nuevos valores para su nueva vida tras su paso por la "locura"
He reído con muchísimos de sus relatos, aunque también he de decir que he llorado con él con las tiernas palabras del final de su libro.
Bravo Ángel por darle la cara a tu locura y normalizarla, un paso importante para el tratamiento de las enfermedades mentales.

¿Sabes una de las cosas más complicadas que tuvo para mí volverme loco? Volver a ser capaz de hablar sin tener miedo. Como uno de los motivos por los que acabas ingresado en el ala de psiquiatría es por haber dicho y hecho cosas raras, lo primero que intentas al salir de allí es evitar hacer y decir cosas raras nunca más, pero claro … ¿Qué es raro? ¿Quién marca esa línea?

Creo que muy poquitas veces somos conscientes del poder real que tienen las palabras cuando las ordenas y las utilizas bien.

Piensa que cuando hablas con alguien, igual que ellos no lo saben todo sobre ti, tú tampoco lo sabes todo sobre ellos.

Lo bonito de la vida es que algunas opciones las tienes siempre disponibles por si eres gilipollas y te apetece ver qué tal.

... que algo hoy te parezca imposible no significa que lo vaya a ser también mañana.
Solo significa que te lo parece hoy.

Cuando alguien se vuelve loco no es por decisión propia y será extremadamente difícil que, de repente, una mañana abra los ojos y diga: Hostia. Sospecho que me he vuelto loco. Voy a ver cómo reculo.

Jamás intentes convencer a un loco de que lo que está viendo o sintiendo no es real, porque lo es.