He odiado las palabras y las he amado, y espero haber estado a su altura.
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He odiado las palabras y las he amado, y espero haber estado a su altura.
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Se puede robar la felicidad? O es sólo otro infernal truco humano?
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Quinientas almas. Me las lleve en las manos, como si fueran maletas. O me las eché al hombro. Sólo llevé en brazos a los niños.
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Como un tren nocturno llegando a su hora a la estación, tirando de los recuerdos que lleva atados a una cuerda, tras mucho arrastrar y traquetear torpemente.
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Cuando la muerte venga a por mí, sentirá mi puño en su cara.
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Las palabras, pronunciadas con un suave susurro, resbalaron de la cama y se esparcieron por el suelo como si fueran polvo.
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Los niños...a veces son mucho más astutos que los atontados y pesados adultos.
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En cuestión de pocos minutos, había montañas de cemento y tierra por todas partes. Las calles se abrieron como venas reventadas. La sangre corrió hasta que se secó en el suelo, donde quedaron pegados los cuerpos inmóviles, como los escombros tras una inundación.
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El cielo parecía un caldo hirviendo, en plena agitación, un poco requemado.
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En lo particular me parece una novela muy buena, donde nos hace reflexionar lo duro que fue esa vida para tantas pernas también entendí el por que la emigración de tantos alemanes alemanes a México.
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¿Con qué frase empieza esta novela?