¡Ah, qué fascinante era todo! ¡Cómo lo estaba disfrutando! ¡Cuánto le gustaba sentarse aquí a observarlo todo! Era como una obra de teatro. Era exactamente como una obra de teatro. ¿Quién iba a creer que el cielo detrás no estaba pintado?
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¡Ah, qué fascinante era todo! ¡Cómo lo estaba disfrutando! ¡Cuánto le gustaba sentarse aquí a observarlo todo! Era como una obra de teatro. Era exactamente como una obra de teatro. ¿Quién iba a creer que el cielo detrás no estaba pintado?
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Nunca he conocido a nadie que me agrade tanto como tú. Nunca me había sentido feliz con nadie. Pero estoy segura de que no es lo que la gente y los libros describen cuando hablan de amor.
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¿Qué le importaban a él las garden-parties, ni las cestas, ni los vestidos de encaje? Estaba lejos de todo eso. Estaba maravilloso, hermoso.
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Ah, qué felicidad da estar con gente que es feliz, roces de manos, roces de mejillas, miradas con sonrisas ...
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Eran la mayor monstruosidad de este mundo, y no tenían ningún derecho de estar en aquella vecindad. Eran unos diminutos habitáculos miserables pintados de marrón chocolate. En los cuadrados de jardín, no tenían más que coles, gallinas enfermas y latas de tomate. Hasta el humo que salía de sus chimeneas despedía pobreza.
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¿Por qué no podía tener de amigos a unos obreros en vez de a esos chicos tontos con los que bailaba y que venían a cenar los domingos por la noche?
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises