La fiesta en el jardín de Katherine Mansfield
Eran la mayor monstruosidad de este mundo, y no tenían ningún derecho de estar en aquella vecindad. Eran unos diminutos habitáculos miserables pintados de marrón chocolate. En los cuadrados de jardín, no tenían más que coles, gallinas enfermas y latas de tomate. Hasta el humo que salía de sus chimeneas despedía pobreza.
|