Sensación térmica

Sensación térmica es la segunda novela de la autora, una novela breve y fuerte como un upper cut que te deja noqueada, incluso si lo que López desarrolla no te toque de cerca. Se trata de la violencia de género, física y/o psíquica que tantas mujeres sufren de por el ancho mundo y que constituye desde ya, todo un tema en literatura (cf C. Rivera Garza, Pilar Quintana, M. García Robayo, F. Melchor…). Sólo en México se habla de un promedio de 10 femicidios por día ! También la novela evoca el tema de la amistad femenina y la ayuda real que puede representar una presencia femenina para sobrellevar una parte de los maltratos.

Encuentro que el estilo de esta autora encaja bien en la tendencia que llaman « realismo sucio« , heredada del dirty realism norteamericano de los años 70-80 del siglo pasado, una derivación del minimalismo, dónde el realismo sucio se caracteriza por su tendencia a la sobriedad, la precisión y una parquedad extrema en el uso de las palabras en todo lo que se refiera a descripción. Y en cuanto a los personajes típicos, se tiende a retratar seres vulgares y corrientes que llevan vidas convencionales o cotidianas.

Es la historia de Lucía, mexicana que llega a Nueva York a cursar un doctorado y que comparte un sórdido y escuálido departamento en Manhattan con su amiga Alma. Surge Juliana, una colombiana también doctorante, petulante y llena de vida, que se empareja rápidamente con un profesor 10 años mayor que cursa un doctorado en Sociología.

Lucía sufrió de violencia doméstica por parte de su padre, que además golpeaba a su madre y también sufrió de acoso (manoseos) por parte de un abuelo senil que compartía domicilio con los padres. Con estos antecedentes, Lucía es apta para aconsejar a Juliana en su relación con el profesor, una relación que se transforma rápidamente en algo violento y tóxico, pero que crea cierta dependencia en Juliana.

La originalidad del relato consiste en la abundancia del spanglish, que da un toque hilarante a ciertas frases, y también el hecho que a medida que progresa el relato, la autora intercala letras de rancheras con rasgos que rememoran los casos de Lucía y de Juliana. La prosa puede resultar por momentos vulgar, con una oralidad soez; aunque no sé juzgar esta vulgaridad, en el sentido que, corresponde ello a la expresión de gente joven?, a cierto medio social o a la moda oral del momento?. Aunque del todo se desprende cierta frescura en el tono, cierta credibilidad.

Mayte López tiene toda la razón cuándo dice que las historias de amor tienden por lo general a ser sublimadas, cuando en realidad esconden una violencia, a veces inaudita. Esta novela demuestra con creces cierta vulnerabilidad femenina en la intimidad bajo la careta de « amor romántico ».

No me extraña que la joven autora española Andrea Abreu (cf Panza de burro, otra muestra para mi de realismo sucio) haya encontrado esta novela interesante porque ambas novelas rompen ciertos tabúes, emplean un lenguaje directo (y grosero) y señalan anomalías de sociedad que vienen de los tiempos de las cavernas.
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