...casi todos tenían, como poco, los dedos helados, otra consecuencia de la irreflexión con la que había comenzado aquella campaña hacia el este: todos sabían, también en el alto mando del ejército alemán, que en invierno los soldados rusos solían llevar botas al menos dos números más grandes, que rellenaban de paja y periódicos como protección contra el frío. Los alemanes no lo habían considerado necesario y sus botas encajaban a la perfección. No les cabía ni una brizna de paja.
|