La diagonal Alekhine

La historia se sitúa a partir del año 1939 y se basa en la vida del campeón del mundo de ajedrez Alexánder Alexándrovich Alekhine, conocido como el “sádico del ajedrez”. En realidad si tuviera que catalogarla dentro de algún género bien podría ser biografía, histórico o policiaco, puesto que tiene trazos de los tres géneros.

Alekhine viaja de Sudamérica hacia el continente europeo, concretamente hacia Lisboa para luego llegar a Francia, donde Grace su mujer tiene posesiones y pueden residir tranquilamente. Después todo se va entrelazando con la época convulsa de la II Guerra Mundial, el movimiento antisemita pero sin perder de vista el mundo del ajedrez.
La novela además narra como la II Guerra Mundial afecta en todos los ámbitos, incluso en el mundo ajedrecístico, porque se repudian a los judíos en el mundo del ajedrez por no ser la raza pura o aria. En este punto es donde se puede decir que entrelaza los dos géneros, el histórico y el policiaco de forma liviana, puesto que Alekhine tiene que posicionarse en un bando u otro para poder continuar su carrera, pero también para poder conservar su vida, se narran conspiraciones y pone en contexto histórico todo ello, incluso hace referencia a una partida de ajedrez que jugo con Troski, la cual le salvo la vida.

Otro dato curioso sería la personalidad de Alekhine donde por un lado es un jugador cruel y agresivo que traslada su violencia al tablero, pero sin embargo tiene una gran dependencia de su mujer, ya no sólo económicamente, sino también emocionalmente. Otro rasgo de Alekhine es que vive obsesionado con el ajedrez y llega a tener momentos que pierde la cordura en su vida cotidiana, porque traslada movimientos o jugadas del ajedrez a la vida diaria como el amor, relaciones sociales o incluso la guerra.
Finalmente, puedo decir que esta novela inicialmente no me engancho porque me esperaba otra trama, pero una vez que me situé en la historia me gustó bastante, porque describe la vida de Alexánder Alexándrovich Alekhine en su contexto histórico y como los genios del ajedrez se debaten entre la competitividad y la locura.

He de reconocer que hasta que no comencé la lectura de "La diagonal Alekhine" nada sabía de Alexander Alekhine. Así que, tras terminar la novela y, viendo que Arthur Larrue, su autor, tampoco profundiza mucho sobre la vida de este señor, he buscado por ahí, internet, algo más.

Aleksandr Aleksándrovich Alekhine fue un jugador de ajedrez nacido en Moscú en 1892. Aprendió a jugar cuando tenía siete años y con once ya comenzó a jugar en serio. Alekhine se graduó como abogado en 1914. En 1909 logró el título de Maestro de Ajedrez de Rusia. Tenía tan solo 16 años y ya consiguió situarse como el tercero en el escalafón de los grandes maestros del ajedrez mundial. Tras la revolución rusa de 1917, Alekhine tuvo que huir de su país, encontrado asilo en Francia, cuya nacionalidad acabó adquiriendo. En 1927, en Buenos Aires, se enfrentó al cubano José Raúl Capablanca por el título de Campeón Mundial. Alekhine había estudiado a fondo la forma de jugar de Capablanca y sabía que no era tan perfecta. Acabó venciéndole y coronándose como el cuarto Campeón Mundial de la historia.
Alekhine siempre tuvo serios problemas con la bebida, que sacaba a relucir lo peor de su carácter. Siempre achacó a ella la pérdida de su título en 1935 ante el holandés Max Euwe. Tras un primer intento por abandonar la bebida y el tabaco, en 1937 recuperó el título.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Alekhine dio muestras de antisemitismo y acercamiento al régimen nazi, lo que le granjeó el desprecio del mundo del ajedrez, agriándole definitivamente su carácter. Un trágico accidente puso fin a su vida en marzo de 1946, en Estoril; se atragantó con un trozo de filete y murió asfixiado. A su fallecimiento, Alekhine seguía ostentando el título de campeón mundial de ajedrez.

Arthur Larrue comienza la novela en septiembre de 1939 cuando Alekhine, alcoholizado ya, se embarca en Buenos Aires junto a su esposa, la cuarta, con destino a Europa. Se instala en París y, ante la inminencia de la Segunda Guerra Mundial, se alista en el ejército francés. Una vez que Francia es invadida por los nazis, éstos tuvieron un trato deferente con él, participando en torneos y otras actividades ajedrecisticas promovidas por los alemanes.

A partir de aquí Larrue comienza a divagar sobre Alekhine, del que va creando una imagen patética, que hace decaer el interés de la novela. Sobre todo porque no profundiza suficientemente en la vida del protagonista.

La sensación final tras la lectura es que Alekhine fue un genio con muchas virtudes, pero, también, con muchas miserias.

La mayoría de las personas dedicamos gran parte de nuestras vidas a aquello que nos apasiona y que muchas veces se convierte en nuestro propósito de vida; nos fijamos metas y nos enfocamos día a día en invertir todos nuestros esfuerzos y motivaciones en ellas. El problema aparece cuando esas metas se tornan en obsesión, como la pasión enfermiza de nuestro protagonista por el ajedrez.

La novela gira en torno al gran ajedrecista y campeón del mundo Alexánder Alekhine, de origen ruso nacionalizado francés. de personalidad vanidosa, caprichosa y ambiciosa, su único objetivo en la vida es conservar su título de campeón del mundo. Su juego violento y agresivo constituye su gran particularidad, pues de él se dice que no es un genio sino un talento resultado de su disciplina asfixiante y de su gran capacidad de sacrificio.

El juego característico de Alekhine, el cual se decanta siempre por un buen ataque y no una defensa que pueda dar opciones al adversario, se verá reflejado en el contexto histórico de la novela, que se desarrolla durante la II Guerra Mundial, en la que Europa se erige como un tablero de ajedrez, con los alemanes en una clara posición de ventaja y los territorios ocupados por los nazis combatiendo al enemigo con una firme resistencia.

Su declarado antisemitismo y su colaboración con el régimen nazi provocará que su entorno y lo que hasta ahora había construido comience a desmoronarse a pasos agigantados. El sentimiento de soledad comenzará a ser cada vez más acusado, al igual que su problema con el alcoholismo, que agravará los diálogos delirantes y los sueños que mantiene con sus antiguos adversarios judíos.