Tercer volumen de este cómic sobre las luchas diarias de las que nos habla Larcenet a través de Marco, el fotógrafo francés en crisis. En el anterior tomo, el padre de Marco se suicida antes de que su Alzheimer vaya a peor. Esto desencadenará que Marco piense acerca de su relación, puesto que no dejó de ser una figura desconocida para él. Su madre le entrega una caja con varias de sus pertenencias, entre las que se encuentra una libreta donde su padre apuntó algunas notas a lo largo de esos años. Marco se siente defraudado, no hay ni una sola nota que hable sobre su hermano o sobre él, solamente son pensamientos acerca de los cambios de tiempo o la naturaleza, pequeños detalles en los que se fijaba en su día a día. Mientras, su madre se ha quedado sola, pero lo que más le apena es que sus conocidos no visiten la tumba de su marido porque se suicidó, cuando ella entiende que fue un acto de valentía por su parte. En el plano laboral las cosas parecen seguir yendo a mejor. Gracias a su exposición se puso en contacto con él una editorial interesada en publicar un libro con sus fotografías sobre los trabajadores del astillero. La noticia alegrará mucho a los ex compañeros de su padre, pero al ir a comunicársela, Marco se sorprende porque aquel compañero con el que discutió por temas políticos se ha ido, abandonando incluso a su familia. Por otra parte, la situación con su novia Émilie se pone tensa, Marco ha seguido dilatando los tiempos pero ya es momento de decidir si va a querer o no ser padre. Por último, Marco, intentando saber más sobre su padre, acude de nuevo a hablar con el comandante, aquel viejo simpático con el que había entablado amistad en el primer tomo pero al que dejó de hablar por ser un torturador. Él le dice que su padre no estaba hecho para la guerra, pero que también fue testigo de las torturas que se hacían a los prisioneros, por lo que no es del todo inocente. Tengo muchas ganas de leer el último tomo de esta obra, que me parece una auténtica maravilla por lo realista y cotidiano. + Leer más |
LARCENET ADAPTA LA EXITOSA NOVELA DE CORMAC McCARTHY EN UN CÓMIC QUE SE GRABA A FUEGO EN LA RETINA
Largos años después de un apocalipsis global, el mundo sigue en ruinas. El aire es gélido, llueve ceniza y la tierra está contaminada. En medio de la devastación, un niño y su padre recorren una autopista interminable cruzándose con los últimos restos de la civilización humana: locos, caníbales, desesperados.
En esta magistral adaptación del clásico literario de Cormac McCarthy, Manu Larcenet convierte el camino en una pesadilla, un símbolo del horror, una angustiosa odisea que podría acabar en cualquier parte, o en ninguna.
El cómic saldrá a la venta el 19 de abril y estará disponible en castellano y català.
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