El fuego necesita nuestro aire para vivir. El aire alimenta el fuego, lo aviva, y lo hace arder más brillante y caliente de lo que jamás podría hacer él solo. Pero demasiado aire lo extinguirá por completo, igual que demasiadas llamas consumirán todo el aire. Juntos son mucho más grandes que la suma de sus partes, pero igual de peligrosos para la existencia del otro.
|