Begolibros23 August 2020
Además, ella siempre aceptaba las cosas tal cual venían, las manzanas permanecían allí donde cayeran y, como a ella le gustaba decir, casi nunca caían lejos del tronco. Después de que la propia Bertha se cayese del manzano a los sesenta y tres años y de que, como consecuencia de aquel accidente, los recuerdos comenzaran a alejarse y a caerse uno detrás de otro, se sometió a la desintegración sin luchar, con tristeza. Desde siempre, el destino se manifestaba en nuestra familia bajo la forma de una caída. Y de una manzana.
+ Lire la suite |