Hasta el último momento

Una lectura muy interesante. En este libro vamos a encontrarnos con Hitler pero ¿Cómo se nos presenta? Pues contemplado desde el punto de vista de una joven, su secretaria, muy cercana al führer, se nos revela el lado más humano y más cercano del personaje.

Y sí, es posible que también se mostrase con esos rasgos , ya que pueden convivir características contrapuestas en una misma persona, y ser a la vez cordial y frío, amable y cruel, y hasta modesto pero también orgulloso y arrogante hasta el extremo.

Desde luego, parece que Hitler sí demostraba las características más positivas en su círculo más íntimo y en su ambiente privado, que distaba bastante y se distanciaba de su papel como el Führer.

Y así es como nos lo presenta la secretaria personal de Hitler, Traudl Junge que narra las vivencias en el búnker del Führer en el Berghof, en sus últimos años, finales de 1942 y abril de 1945, aunque el manuscrito no se publicó hasta el año 2002 y en colaboración con Melissa Müller.

Estuvo muy bien que Melissa Müller, entrevistase y convenciese a la secretaria, para que se publicara este manuscrito sin alterarlo, ya que las memorias son tal y como las vivió entonces, una joven Traudl Junge, unas memorias espontáneas, en las que Hitler aparece como un hombre cordial y afable, como ya se ha indicado.

Y es este lado de su personalidad, el que nos muestra en el libro. En este sentido, me viene a la memoria, lo que Hannah Arendt llamaba “la banalidad del mal”

Müller enmarca biográficamente el texto de Junge, a través de una introducción y un amplio epílogo, basado en las conversaciones que tuvo con ella, en las que declaró estar en contra de las atrocidades del régimen de Hitler y afirmando que, durante el tiempo en el que fue su secretaria personal, nunca llegó a saber nada del holocausto y hasta nos describe su horror al reconocer su ingenuidad y también su culpa.

Por lo que podemos hablar de visibles discrepancias entre la joven escritora de 1947 y la entrevistada posteriormente.

Con veintidós años se convirtió, por azar, en la secretaria personal de Hitler, acompañándolo prácticamente todos los días, hasta su suicidio en el búnker, el 30 de abril de 1945.

Son unas memorias, escritas entre 1947 y1948, donde se refleja cierta fascinación por la figura de Hitler, son sus recuerdos sobre los episodios más importantes de su vida en aquella época.
Para ella, Hitler siempre fue un jefe agradable y un amigo.

Son memorias que nos dan una imagen de un Hitler humano y muy comprensivo. Nos acerca, por tanto, a la vida cotidiana del Führer con descripciones de sus hábitos de trabajo y del ocio. “Hubo muy pocos días en que no vi a Hitler, hablé con él, trabajé con él o compartí las comidas con él” recuerda Junge.

Ella estaba también presente, cuando el 20 de julio de 1944 se perpetró el atentado contra Hitler y fue a ella a quien le dictó su testamento político y privado.
Fue testigo, además, en primera línea, de los últimos días del régimen de Hitler, puesto que pertenecía a su círculo más íntimo y por supuesto conoció a Eva Braun, a Magda Goebbels y a otros allegados personajes del Führer.

Después del suicidio de Hitler, salió del búnker, siendo capturada por los soviéticos y entregada después, a los estadounidenses.

Me ha llamado la atención el hecho de que, la mayoría de los jefes nazis cercanos a Hitler, fueron, años después, puestos en libertad, tanto por los americanos como por los rusos.

La película El hundimiento, se basa, en parte, en estas memorias. Hay, además un largometraje documental de 2002 en el que se recogen las declaraciones de Traudl Junge, titulado La secretaria de Hitler. El ángulo muerto.

Aunque mi pregunta siempre se queda sin respuesta ¿Cómo fue posible que tantas personas pudieran admitir, aprobar y seguir las directrices del hombre que destruyó millones de vidas y de una forma tan brutal?

Un testimonio importante que merece la pena leer.