Haría el ridículo si citaba poemas que no pudieran entender. Pensarían que estaba alardeando de su cultura.
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Haría el ridículo si citaba poemas que no pudieran entender. Pensarían que estaba alardeando de su cultura.
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Y bien, he revisado mis cuentas. Encuentro que esto y aquello está mal. Pero, por la gracia de Dios, rectificaré esto y aquella. Pondré mis cuentas al día.
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La religión era un hábito para ella y sospechaba que un hombre de la edad de su esposo no cambiaría gran cosa antes de morir
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Respetaba a su esposo como respetaba a la oficina de correos, como algo grande, seguro, inamovible; y aunque sabía que era escaso de ideas, apreciaba su valor como hombre, en abstracto.
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En los palacios, casas o cabañas: Doquiera está, el corazón de Irlanda Aparece sumido en duelo. Se ha ido aquel que forjaría nuestro destino. |
Aquí tienen ustedes a este muchacho que llega al trono después que su madre lo dejó esperando hasta que le salieron canas. Es un hombre de mundo y quiere hacerlo bien, en favor nuestro.
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No te preocupes por eso, Jack - dijo Mr. Henchy -, que mejores gentes que tú han bebido a pico antes.
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Nadie lo quería; era un desterrado del festín de la vida
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Un ser humano parecía haberlo amado y él le negó la felicidad y la vida: la sentenció a la ignominia y a morir de vergüenza
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Por momentos creyó sentir su voz rozar su oído, su mano tocando la suya. Se detuvo a escuchar. ¿Por qué le había negado a ella la vida? ¿Por qué la condenó a muerte? Sintió que su existencia moral se hacía pedazos.
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¿Quién escribió «Agnes Grey»?