Matar al rey

La victoria sabe mucho mejor cuanto más largo es el tiempo que se aguarda hasta su llegada.

La natura del hombre tiene unas necesidades que no son las mismas que las de la mujer. La honra de un hombre estriba en su nobleza y en su valor, pero la de la mujer radica en su entrepierna, y la honra de una mujer es, además, la de toda su familia. Un hombre puede yacer con una hembra que no sea su esposa sin perder ni su honor ni el de su casa, pero una mujer que comete adulterio no solo se deshonra a sí misma, sino a toda su parentela.

Cuando consiga rendir Algeciras y Gibraltar, Granada también será mía, y el viejo sueño de mis antepasados de ver a toda España bajo el dominio de reyes cristianos se habrá cumplido, y yo seré el más grande y famoso de todos ellos, más victorioso que don Alfonso el Batallador, más brillante que mi tatarabuelo don Fernando y mejor caballero que el mismísimo Jaime el Conquistador. Mi nombre se escribirá en letras doradas en todas las crónicas al lado de los grandes héroes antiguos, se pronunciará con orgullo en todos mis reinos, lo alabarán papas y reyes, figurará en las lápidas de todas las iglesias y coronará las puertas de Granada cuando la cruz se alce sobre sus muros y torres bermejas.

El mundo lo gobiernan quienes arriesgan