El mal del chamán

Una vez más he tenido ocasión de participar en la iniciativa de Masa Crítica organizada por Babelio y he sido agraciada con la oportunidad de leer y posteriormente escribir una reseña de este libro. Los temas relacionados con la espiritualidad me atraen mucho y al leer en la breve sinopsis que esta obra trataba sobre el chamanismo en Siberia no dudé ni un instante y postulé por él, teniéndolo ahora entre mis manos.

Con una cubierta granulada y atractiva al tacto, es un trabajo de investigación de casi 400 páginas, que en principio intimida un poco por su extenso volumen, pero a medida que avanzamos en su lectura observamos que el autor, el cual hizo un largo camino por aquellas frías y desnudas tierras siberianas para recopilar los testimonios de numerosos y variados personajes vinculados con esas arcaicas y desconocidas (para nosotros) creencias, nos va llevando con él hasta la meta de su trayecto, habiendo una lógica progresión en nuestro conocimiento en torno al chamanismo o tengrianismo, como se conoce a esta religión tradicional de aquellas tierras. Por lo que se deduce del texto es un tipo de animismo que ha sobrevivido a la época zarista y la era soviética hasta llegar a nuestros días y el autor, periodista extranjero (polaco) a ojos de sus interlocutores de la taiga siberiana, pero gran conocedor de la antigua Unión Soviética, tras haber realizado anteriormente otros reportajes recorriendo aquellas tierras, nos hace sentir que nos representa, con escepticismo y numerosas referencias a la cultura pop occidental que todos conocemos y que nos ayudan a entender un poco mejor lo que se va encontrando en su periplo. A medida que va conociendo a estas personas vemos que hay diferencias entre ellos en cuanto a métodos de trabajo o tabús pero la gran mayoría coincide en haber pasado por lo que ellos denominan “el mal del chamán” que da título a este libro, una experiencia diferente para todos pero que siempre es una vivencia traumática, dolorosa o impactante, tras la cual adquieren su condición de chamán. Sorprende la franqueza y sinceridad de las respuestas de sus interlocutores, fruto sin duda del buen hacer del autor que logra esa confianza. No todos los entrevistados son oficiantes o creyentes, también conversa con académicos científicos para contrastar testimonios, pero incluso tratando con profesores universitarios encuentra actitudes abiertas respecto a esas creencias ancestrales, quizás debido a que nunca fueron perseguidas y extinguidas por el gobierno o por haber tenido contactos personales con curanderos o hechiceros.

En cuanto al libro, he de decir que me ha resultado muy interesante, desconocía casi totalmente la existencia del chamanismo siberiano y especialmente, el amplio seguimiento que tiene por parte de la población local e incluso en la capital, entre las clases dirigentes, quizás como parte de su rico acervo cultural. El viaje en el que nos ha embarcado el autor ha sido satisfactorio, salvando el problema de confusión con los nombres propios incluidos en el texto, por lo demás una lectura muy recomendable para gente con curiosidad espiritual y/o antropológica.

Jacek cerró la investigación que resultaría en El mal del chamán el 31 de agosto del 2020. Abandonó el territorio ruso con un nuevo libro bajo el brazo y una hebilla dorada como talismán. En España se publicó el 23 de febrero, pocos días antes de que la situación mundial diera un cambio drástico e inesperado. Me pregunto cómo hubiera sido mi lectura sin esta nueva perspectiva, me pregunto cómo hubiera leído sobre el amuleto del jefe de prensa del presidente o si hubiera podido evitar sonreír mientras descubría que el presidente solicitaba la guía de los chamanes antes de tomar cualquier decisión importante...

En su investigación, Jacek va adonde su camino le lleva, sin que nadie le fuerce. Porque mientras su camino esté abierto, encontrará lo que busca. No debe llamar varias veces a puertas que se le cierran, sino ir a otras. Así es como atraviesa el territorio de la Federación Rusa y llega hasta los confines de Siberia en busca de chamanes, hechiceros y brujos, para observarles y escribir sobre ellos. El resultado: este libro sorprendente sobre los servicios mágicos, una ocupación extendida desde las ciudades más cosmopolitas hasta los pueblos más recónditos de la taiga siberiana. Y, en ese camino, aprende que las casualidades casuales no existen.

En Rusia hay alrededor de quinientos mil médicos (5 por cada 1000 habitantes, superando la media europea de 3,3); en cambio, hay más de ochocientos mil trabajadores extrasensoriales registrados. En este viaje, Jacek conocerá a algunos: a chamanes blancos y negros, a hechiceros capaces de sustituir almas, a brujas y brujos que saben, que oyen, que sienten... Aprenderá sobre el mal del chamán y sobre las pruebas que las personas bendecidas con el don (o maldecidas, depende de la perspectiva) deben superar antes de aceptar su destino.

Con un lenguaje mordaz e irónico, Jacek observa los rituales y cuestiona a sus entrevistados. Pero, poco a poco, su tono cambia, perturbado por el miedo que a veces lo embarga. ¿Quizás en su viaje empieza a creer? ¿Quizás todo lo que presencia logra cambiar la falta de fe europea? El camino y los espíritus saben mejor. No es fácil comprenderlo y aceptarlo. Pero, ¿quién dijo que debamos comprender nada?

“El mal del chamán” es el primer libro que leo de Jacek Hugo-Bader y ha valido la pena.
Nos adentra en la Rusia “profunda” y nos presenta a diversos chamanes de los más importantes del país.
Para los escépticos, como es mi caso, resulta increíble el éxito que pueden llegar a tener los chamanes entre la población, pero la lectura sigue resultando igual de fascinante.
Es un libro fácil de leer y con mucho detalle, tratando de ahondar en el tema, pero sin dejar de resultar ameno.

En definitiva, al igual que me pasó en su momento con Margo Rejmer, Jacek Hugo-Bader es un autor al que merece la pena leer y estar pendiente de todas sus obras.

Hugo-Bader nos sumerge de pleno en una aventura inolvidable, que nos lleva a la Rusia más salvaje y recóndita.

Entrevistandose con númerosos chamánes de Siberia y desvelando a veces si y otras no los secretos que esconden.
Cada uno de estos chamánes cuenta historias de como llegaron al status de chamán y de cómo son respetados por los demás habitantes, para resolverles los problemas, de salud, trabajo, mal de ojo...
Han adquirido mucho poder, y son consultados por gente del ámbito rural, pero también por personas con alto poder público, incluido el mismísimo Putin.

Me ha parecido muy interesante y me ha encantado conocer todo lo que rodea este mundo, así como sus tradiciones y rituales. He alucinado con las historias y con las vivencias del periodista.