El mal del chamán

Jacek cerró la investigación que resultaría en El mal del chamán el 31 de agosto del 2020. Abandonó el territorio ruso con un nuevo libro bajo el brazo y una hebilla dorada como talismán. En España se publicó el 23 de febrero, pocos días antes de que la situación mundial diera un cambio drástico e inesperado. Me pregunto cómo hubiera sido mi lectura sin esta nueva perspectiva, me pregunto cómo hubiera leído sobre el amuleto del jefe de prensa del presidente o si hubiera podido evitar sonreír mientras descubría que el presidente solicitaba la guía de los chamanes antes de tomar cualquier decisión importante...

En su investigación, Jacek va adonde su camino le lleva, sin que nadie le fuerce. Porque mientras su camino esté abierto, encontrará lo que busca. No debe llamar varias veces a puertas que se le cierran, sino ir a otras. Así es como atraviesa el territorio de la Federación Rusa y llega hasta los confines de Siberia en busca de chamanes, hechiceros y brujos, para observarles y escribir sobre ellos. El resultado: este libro sorprendente sobre los servicios mágicos, una ocupación extendida desde las ciudades más cosmopolitas hasta los pueblos más recónditos de la taiga siberiana. Y, en ese camino, aprende que las casualidades casuales no existen.

En Rusia hay alrededor de quinientos mil médicos (5 por cada 1000 habitantes, superando la media europea de 3,3); en cambio, hay más de ochocientos mil trabajadores extrasensoriales registrados. En este viaje, Jacek conocerá a algunos: a chamanes blancos y negros, a hechiceros capaces de sustituir almas, a brujas y brujos que saben, que oyen, que sienten... Aprenderá sobre el mal del chamán y sobre las pruebas que las personas bendecidas con el don (o maldecidas, depende de la perspectiva) deben superar antes de aceptar su destino.

Con un lenguaje mordaz e irónico, Jacek observa los rituales y cuestiona a sus entrevistados. Pero, poco a poco, su tono cambia, perturbado por el miedo que a veces lo embarga. ¿Quizás en su viaje empieza a creer? ¿Quizás todo lo que presencia logra cambiar la falta de fe europea? El camino y los espíritus saben mejor. No es fácil comprenderlo y aceptarlo. Pero, ¿quién dijo que debamos comprender nada?