Y continuó con la clase de Latín, hablando un poco más alto para que se le oyera por encima del fragor de los impactos, de los disparos y del silbido agudo de la munición antiaérea.
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Y continuó con la clase de Latín, hablando un poco más alto para que se le oyera por encima del fragor de los impactos, de los disparos y del silbido agudo de la munición antiaérea.
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- ¡Ah, Chips! Me alegro mucho de que seas lo que eres. Cuando te conocí, temía que fueras abogado, o corredor de bolsa, o dentista, o que tuvieras una gran empresa de algodón en Manchester. Ser profesor es completamente distinto, es importante, ¿no te parece? Influir en los que van a crecer, en los que van a ser tan decisivos en el mundo...".
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¿A dónde los había llevado la vida? Él había tenido en sus manos estos vilanos, que el viento dispersó por todos los continentes, algunos al fracaso, otros al éxito, a los más diversos y singulares destinos. El oleaje caprichoso y cambiante de la vida dejaba perplejo y melancólico a Mr. Chips, pensando que nunca volverían a sonar esos coros de voces juveniles.
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Yo los recordaré siempre, tal como los he conocido en el colegio. ¿Qué culpa tengo yo de que ustedes hayan cambiado? Yo tomé las instantáneas para mi memoria en la clase, en el patio, en la cancha de juegos, y allí siguen siempre niños, con las miradas brillantes, las risas y los pelos al viento, ingenuos y alegres.
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Cuando se va entrando en años (no con fallas de salud, naturalmente), suele sentirse una gran somnolencia y las horas pasan como ganados moviéndose perezosamente a través de paisajes lejanos.
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No hay labor más sublime en el mundo, y por fin era la suya.
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Tengo millares de rostros en la memoria, las caras de todos los niños del colegio. Si ustedes vienen a verme en los años venideros, como espero que lo harán, yo trataré también de acordarme de sus caras de hombres, pero no lo voy a conseguir (...) yo los recordaré siempre tal como los he conocido en el colegio ¿qué culpa tengo yo de que ustedes hayan cambiado? yo tomé las instantáneas para mi memoria en la clase (...) y allí siguen siempre niños...
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Realmente no es que tenga nada malo: es la acción de los años, a la larga, la más fatal de las enfermedades
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¿Quién escribió «Agnes Grey»?