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Antes de entrar en el libro debo decir que el trabajo de En el mar editorial ha sido muy cuidado, la edición es bonita, el papel, las cubiertas, las guardas... Tenía interés en este libro por su aproximación a temas como el lenguaje, la palabra que se mueve entre la realidad y el cuerpo, el movimiento también del cuerpo como desplazamiento y descubrimiento, la soledad del lenguaje, la soledad de quien se mueve, la necesidad de ser y estar en una lengua. Creo que se pueden encontrar delicadas reflexiones en torno a estos temas, reflexiones que aparecen intercaladas en un diario de viaje que va narrando situaciones propias de una persona viajera, lugares nuevos, comida, palabras, paisajes también interiores. En este sentido, me ha hecho un poco de falta indagar más en esos pensamientos que se comparten ya que a veces me parece que pasan tal vez por encima. Con esto no quiero decir que no haya disfrutado la lectura, de hecho es el tipo de libro que me suele atrapar, una historia sencilla contada a través de un lenguaje bastante poético, que incluye preguntas y premisas para pensar y desbaratar lo establecido: "Cercanía del volcán en este lugar sin nombre. En la tierra, pero también en los símbolos". "La euforia y el cansancio son las únicas medidas que no son artificales. Las únicas medidas que no caben en los mapas". Ha sido una lectura muy agradable, el libro lo he leído en un par de días, es una lectura que te lleva y te mantiene hasta el final, no porque haya un conflicto que resolver si no por las frescura de cada una de sus páginas. + Leer más |