Y mientras la embarcación se alejaba, el nivel del agua en el cuarto comenzó a descender rápidamente como si fuera absorbida de nuevo por la pintura. Tan pronto como la barca sobrepasó el aparente primer plano de la pintura, la sala volvió a estar completamente seca. Pero la barca aún parecía deslizarse sobre el agua pintada, alejándose cada vez más y haciéndose más y más pequeña hasta que, al final, se redujo a una diminuta mota en la distancia. Y luego, desapareció por completo y Kwashin Koji desapareció con ella. Nunca más volvió a vérsele por Japón.
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