Todo el mundo sabía que la novia era la última en llegar, pero en su caso no había sido así. No había señales del novio por ninguna parte.
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Todo el mundo sabía que la novia era la última en llegar, pero en su caso no había sido así. No había señales del novio por ninguna parte.
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Nunca pierdas la fe. Que no lo veas, no significa que no exista.
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—Te quedarás conmigo para siempre —la levantó en sus brazos y la miró a los ojos—. No te dejo que te vayas, mamá. No lo harás. —Incluso yo algún día tendré que seguir mi camino, eso nadie puede cambiarlo, hijo. Ni la magia ni la ciencia, ni siquiera un tozudo Santa Claus. Y estará bien, porque regresaré a tu padre, a sus brazos, que es el lugar al que pertenezco. —No hables así. —Sintió el temor anidar profundo en su alma. Perder a su padre había sido duro, perder a su madre sería devastador. No podría seguir sin ella, era su mundo. Se quedaría solo. |
—Por favor, Nick... —¿Qué necesitas, Bree? Dímelo y lo conseguiré para ti. —No puedo querer a nadie. Ya no puedo. Duele mucho. |
Sabrina no podía negar que la noche había sido diferente. Todavía intentaba lidiar con sus emociones, con lo que se había presentado ante sus ojos, pero le costaba decidir si estaba despierta o, en realidad, todo era producto de alguna comida en mal estado o un alocado sueño de una mujer lejana, que había creído en cuentos de hadas y finales imposibles.
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No era que fuera la futura señora K, pero aún así... una aventura entre los dos se le antojaba sugerente y muy instructiva. Se moría de ganas de probar hasta qué punto podía llegar sin rendirse a su fe. La pobre mujer no sabía dónde se había metido, ya no tenía salvación. Y él estaba encantado con aquello. |
(…) Bienvenida a mi mundo, Bree, esta noche voy a cambiar tu perspectiva para siempre.
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¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?