»Eres tonto, Warren. Tu corazón no está roto, nunca lo ha estado —gruñó la voz de su amor, incluso pareció que el hombre de la imagen lo mirara con regaño, a pesar de saber que eso era imposible—. Tienes a una mujer que te quiere y dos hijas que te adoran, tienes la posibilidad de volver a amar de verdad. Igual que Arizona. ¿Acaso vas a dejar pasar esta oportunidad? La vida te exige que hagas algo, ¡hazlo! Deja de lamerte las heridas y de ocultarte en la comodidad. Ya ha pasado tiempo suficiente. Sé feliz. ¡Lo prometiste! ¡Prometiste que seguirías adelante con tu vida!
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