El señor de las moscas

Si tienes miedo de alguien le odias, pero no puedes dejar de pensar en él. Te engañas diciéndote que de verdad no es tan malo, pero luego, cuando vuelves a verle... es como el asma, no te deja respirar.

"Advirtió que al fin se explicaba por qué era tan desalentadora aquella vida, en la que cada camino resultaba una improvisación y había que gastar la mayor parte del tiempo en vigilar cada paso que uno daba."Pág.94

"Lo malo de ser jefe era que había que pensar, había que ser prudente. Y las ocasiones se es fumaban tan rápidamente que era necesario aferrarse enseguida a una decisión. Eso le hacia a uno pensar, porque pensar era algo valioso que lograba resultados." Pág.96

Hicimos todo lo que los adultos harían. ¿Qué salió mal?

Un clásico en mayúsculas que me dejó fascinada cuando lo leí. Haciendo repaso de lecturas que recomendaría esta es, sin duda, una de ellas.

La reflexión que hay detrás de las líneas es impresionante. Teorías criminológicas que pueden aplicarse perfectamente. El instinto de supervivencia prevalece casi por encima de cualquier otro. Una batalla, física y psicológica entre el fuerte y el débil. Cómo la parte más salvaje aflora para sobrevivir en un lugar desconocido y al que se imponen normas de jerarquía. Pero, ¿a qué precio?

La lectura da "miedo", pero por lo real que puede llegar a ser si se extrapola. Es un recorrido por el comportamiento social y humano desde la perspectiva de los niños. Muy recomendable, sin lugar a dudas.

“Entonces vamos a tener que ir tal como estamos —dijo Ralph—; pero ellos no van tener mejor pinta que nosotros.
Eric hizo un gesto que les obligó a recapacitar.
—¡Pero estarán todos pintados! Ya sabes lo que eso te hace...
Los otros asintieron. Sabían demasiado bien que la pintura encubridora daba rienda suelta a los actos más salvajes.”

“Eran de color negro y verde iridiscente, e infinitas. Frente a Simón, el Señor de las Moscas pendía de la estaca y sonreía en una mueca. Por fin se dio Simón por vencido y abrió los ojos; vio los blancos dientes y los ojos sombríos, la sangre... y su mirada quedó cautiva del antiguo e inevitable encuentro”

“—Quizá —dijo con vacilación—, quizá haya una fiera.
La asamblea lanzó un grito terrible y Ralph se levantó asombrado.
—¿Tú, Simón? ¿Tú crees en eso?
—No lo sé —dijo Simón. Los latidos del corazón le ahogaban—. Pero...
Estalló la tormenta.
—¡Siéntate!
—¡Cállate la boca!
—¡Coge la caracola!
—¡Que te den por...!
—¡Cállate!
Ralph gritó:
—¡Escuchadle! ¡Tiene la caracola!
—Lo que quiero decir es que... a lo mejor somos nosotros.”

La gente nunca resulta ser del todo como uno cree que es.

¿Qué es lo que somos? ¿Personas? ¿O animales? ¿O salvajes?