El mar que rompía a kilómetros de distancia en el arrecife era un acompañamiento menos perceptible que el susurro de la sangre.
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El mar que rompía a kilómetros de distancia en el arrecife era un acompañamiento menos perceptible que el susurro de la sangre.
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Quería explicar cómo la gente no es nunca como uno la imagina.
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Hay que tener reglas y obedecerlas. Después de todo, no somos salvajes.
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El coral asomaba en el océano como si un gigante se hubiese inclinado a reproducir la forma de la isla con una flotante línea de tiza, pero se hubiese cansado antes de terminar.
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Advirtió que al fin se explicaba por qué era tan desalentadora aquella vida, en la que cada camino resultaba una improvisación y había que gastar la mayor parte del tiempo en vigilar cada paso que uno daba.
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Las ideas más brillantes son siempre las más sencillas.
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Se perdió en un laberinto de pensamientos que resultaban oscuros por no acertar a expresarlos con palabras.
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-Quería decir que la gente nunca resulta ser del todo como uno cree que es.
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Estoy aterrado. De nosotros.
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Tenéis que daros cuenta de que el miedo no os puede hacer más daño que un sueño.
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Manolito ...