La escultora de Rostros:

¿Qué ocurriría si descubrieras que ese futuro que se abre ante tus ojos en plena juventud se sostiene en una mentira? Y, ¿qué pasaría si, después de todo, sintieras que estás en un lugar y en un momento con un cometido? La vida es caprichosa y da tantas vueltas para ubicarnos y reconducirnos, que nos queda siempre la satisfacción de pensar que somos quienes somos, y hemos conseguido lo que hemos conseguido, gracias a lo pasado.

Anna Coleman (1878-1939), personaje histórico que inspira esta novela, existió de verdad y sembró en Andrea Golden la semilla de una trama con más carga de ficción que de realidad, pero que gravita sobre la idea de una mujer poco reconocida que durante la Gran Guerra se entregó a esculpir máscaras veraces que devolvieran los rostros a los soldados mutilados, en una época en la que no existía la cirugía estética.

Y en torno a esta idea, ya de por sí fascinante, se construye la historia de Xena con un puñado de ingredientes que, dejando a un lado el interés histórico que pueda tener la figura en la inspira el personaje, mantienen el interés del lector: la ambientación en Rusia en un período complicado de nuestra historia universal, el romance y, aunque sin profundizar en demasía, la problemática del colectivo LGTBI en aquel momento y en aquel lugar. Y es que, una de las cosas que más me gustan de Andrea, es que suele visibilizar temáticas que deben dejar de permanecer en la sombra o que son controvertidas.

Fiel al estilo de la autora, La escultora de rostros es una novela ágil y cuidada. Con una protagonista femenina con debilidades, pero también grandísimas fortalezas, y es que las mujeres de Andrea nunca tienen un camino fácil, pero siempre aprenden a recorrerlo de la mejor manera que saben para llegar un lugar redentor.

Sé que leer a Golden es acierto seguro porque me siento muy cómoda en sus historias. Porque cada novela es un viaje a un lugar del globo y un momento concreto. Porque cuando se conecta con un estilo narrativo, esa conexión suele perdurar en el tiempo.

Tener una novela de Andrea en las manos siempre es un reto. No sólo lo que ella ha conseguido sino por cómo la ven mis ojos y lo explico con palabras.

Es una autora que no defrauda, que leas lo que leas de ella, siempre te quedas con ganas de leer más.

La autora distribuye la historia en tres partes claramente diferenciadas en el tiempo. Tiene una gran capacidad de estructurar a la perfección la novela. de cómo empieza cada capítulo ubicándonos en el tiempo y en el lugar. Eso favorece mucho su lectura.

He leído la novela en apenas cuatro horas porque no he podido soltarla, y expresar todo lo que la novela me ha hecho sentir es muy difícil.

La novela se encuentra ambientada en varios tiempos, pero el primero es en Inglaterra unos veinte años anterior a la guerra de Rusia. Época de la historia que me encanta. Viajar al pasado y conocer, aunque sea de manera ficticia.

Xena, nuestra protagonista, viene de una familia humilde y la llevan junto a la nieta de la Reina de Inglaterra para que tenga amigas.

De ahí surge una amistad envidiable pero que con los años llega a obsesionar a Alicky, la nietísima.

Cuando cumplen 22 años, Alicky se compromete con el hijo del Zar de Rusia y quiere que ella la acompañe.

Xena ha querido siempre estar en la corte sirviendo, dando clases, pero no sirviendo a la futura zarina de Rusia lo
que la llevara a una fuerte discusión con ella.

Xena finalmente en una fiesta en la que al parecer acaba más perjudicada de lo normal se ve puesto en entredicho su
honor y es obligada a casarse con el primo del futuro Zar y novio de Alicky.
Ella está encantada porque está enamorada de él.

Lo que no se espera es que tenga un hijo bastardo y la vida lo ponga delante de ella en el futuro.

Nos vemos en una segunda parte en Rusia. Y conoceremos las desgracias por las que tendrá que pasar Xena, deslealtades, vivir con la amante de su marido, cuidar de su hijo. Por lo que acaba dedicándose, ante un marido ausente, a lo que siempre le ha gustado modelar. Y con ello, ayudar a los heridos de guerra a los que se les desfigura la cara esculpiendo rostros de cera. Una gran ayuda para los militares de la época.

Sasha el hijo de su marido va creciendo y se convierte en un gran bailarín de la época, aunque su masculinidad se pondrá en entredicho.

Nos vamos a encontrar a una Xena que va madurando con el tiempo y que a la vez irá creyendo de nuevo en el amor ¿pero un amor posible o imposible?

Viviremos la época de la guerra de forma muy intensa, con detenidos por rebeldía, pero sobre todo iremos viendo cómo poco a poco Xena redescubre el amor.

Me encanta la forma que tiene de escribir Andrea, es siempre como la miel, dulce, muy descriptiva pero lo justo para leer de forma amena, pero adentrándote y llevándote hasta donde ella quiere.

La novela se encuentra narrada por Xena, así que va a ser imposible dada su dulzura que no empaticemos con ella.
Una forma de narración que nos hará sentir las cosas con mayor intensidad.

La autora juega realmente con nosotros, con nuestros sentimientos. Da grandes giros a la historia para mantener la inquietud y sobre todo tiene un final completamente imprevisible, al menos para mí.

Gracias Andrea, porque una vez más lo has conseguido, has logrado una bonita novela que en las adversidades florece el amor por encima de todo.
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Nos trasladamos a la corte inglesa pero también al imperio zarista. Así, entre edificios de relumbrón y amistades de las altas esferas, conoceremos a Xena, una humilde muchacha, que será la protagonista de esta historia. Con unos inicios difíciles, una serie de decisiones la llevarán al centro del imperio entre secretos, amores y traiciones. Xena desata su pasión por la escultura y gracias a ello se convierte en alguien a tener en cuenta aunque sea desde las sombras.

En «La escultora de rostros» tenemos una novela que va pasando por diferentes fases al igual que la protagonista. Así, cada parte se va centrando en distintos momentos temporales y lo que ello conlleva, centrándose en su «ascenso» y lo que parece romance, pasando por las intrigas palaciegas y llegando a esa evolución en la que se toman las riendas y se nos muestra una figura femenina fuerte y decidida en contraposición con las normas sociales de la época.

Una novela que va evolucionando favorablemente para enseñarnos más del personaje, para dar voz a alguien que existió de verdad y se la jugó desde su posición. Estas mujeres «olvidadas» por la historia que Andrea Golden tiene a bien rescatar y darnos a conocer. Además, cuenta con una ambientación que atrapa y aderezada con romance para incluir ese toque de amor que caracteriza a las obras de la autora. En esta ocasión un romance bonito por lo que significa, por romper barreras, que complementa la historia aunque no es estrictamente necesario puesto que la fuerza y el interés -para mí- está en la trama principal. En como evoluciona ella y se va adaptando a lo que viene para desarrollarse y ayudar.

Con un ritmo continuo, cuenta con saltos temporales para ir avanzando en la trama, centrándose en los momentos álgidos de la vida de la protagonista. Dando importancia a aquellos que dan pie a cambios o que son importantes para la trama o los personajes. de esta forma tenemos una obra que alcanza las 263 páginas, con una extensión contenida y que discurre con facilidad. Aún así, es una obra de las que gusta leer despacio empapándose de la historia.

Con el sello inconfundible de Andrea Golden
Es un libro que tiene el sello inconfundible de Andrea Golden: una trama histórica, mujeres protagonistas que rompen con lo común de la época y aderezadas con un romance (en algunos casos más y en otros menos) que se escapa de los tópicos. Sin duda, un libro bonito, que entretiene y que se da las páginas justas para su desarrollo sin perderse en detalles innecesarios.

Escrito en primera persona y dividido en tres partes con cuarenta y un capítulos en total, consigue transportarnos a Inglaterra y a la Rusia de finales de siglo XIX, inicio del XX. de esta forma somos testigos de las andanzas de Xena desde su punto de vista pero también de sus sentimientos, pensamientos y emociones. Esta forma de narrar consigue en esta obra que conectes con el personaje y lo notes más cercano. Así, iremos conociendo al resto de personajes necesarios para la obra.
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Andrea lo ha vuelto a conseguir, tenerme enganchada a una historia hasta terminarla. Esta vez me he tenido que obligar a leer un numero limitado de capítulos al día para no devorarlo.
Nos cuenta la historia de Xena en tres partes muy diferenciadas. Nos cuenta su historia y como fue engañada y cambio su vida. Esta vez nos lleva a la Rusia de los zares, donde nos encontramos con una trama de conspiración, engaños, amor, intereses, desamor, amistad, etc. Todo hace en conjunto una historia estupenda que no puedes parar de leer.
Me ha gustado mucho el personaje de Marcus y de Sacha. Desde el principio no he podido con Alicky, Nicolai, la tía de Xena y Andrey.
Me ha sido muy chocante, estar leyendo sobre la época de los zares y la primera guerra mundial, y a la vez ver las noticias con la invasión de Rusia a Ucrania.
Al principio me costo avanzar, ya que había unos signos que me ralentizaban el avance, pero como le comente a Andrea era una cosa personal mía, y cuando conseguí obviarlos, la lectura me fluyo mucho mas rápida.

El estilo de escribir no me acaba de convencer, pero esta es una historia bien escrita, al inicio me pareció lenta pero luego me atrapó, cada página queriendo saber cómo acababa todo.
Eche en falta el papel de la nueva zarina, luego de jugar un papel tan importante en el destino de Cena, desapareció del escenario.
Adoré a Sacha y toda la familia tan linda que construyeron los artistas.
Los turbios manejos de la política rusa, la devastación de la guerra son siempre tristes.
En muchos temas se ha quedado en la superficie.