—Los países ricos creen que nunca serán pobres. Esa es la fantasía que los sostiene. Pero algún día tendrán que abrir los ojos.
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—Los países ricos creen que nunca serán pobres. Esa es la fantasía que los sostiene. Pero algún día tendrán que abrir los ojos.
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A pesar de su transparencia, nadie sabe nunca qué sentimientos contiene cada lágrima.
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Aquella ciudad era una mala obra de arte; el resultado de pinceladas mal dadas e insistentes. No había aceras. Todo estaba a medio construir. Desde luego era la Daca que aparecía en los álbumes de su padre. La Daca de Bangladesh, la Daca de los bengalíes, la Daca real, y ahora, a su pesar, la Daca de Irina.
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Era imposible que alguien con las ideas tan cerradas como Breixo entendiese por qué se había enamorado de Faisal, pero ella lo sabía muy bien. Faisal era tierra húmeda, era dientes, era aire puro entrando en los pulmones, era instinto, era el salto hacia atrás que da una gacela antes de ser atacada y, al mismo tiempo, el depredador que acecha por detrás a una presa que sabe que es más grande; era la pisada imperceptible del ratón que sólo escucha el búho, la roca que asola en el borde de la cima de un precipicio, la rama a la que te agarras en medio del huracán, el tigre mordiendo en la yugular para paralizar a la hembra, las marcas de su garra en la corteza de un árbol marcando territorio. Era salvaje, pero también era los sueños de un niño, los gustos olvidados de la infancia, las risas repentinas, los gritos injustificados de placer, la tierra en las uñas que quieren ser garras.
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Si mi corazón late, es porque tiene donde latir.
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Solo aprendemos quiénes somos de verdad cuando descubrimos aquello a lo que somos capaces de renunciar.
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La frase de un libro no puede cambiarme la vida.
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Cuando el corazón está seco es una corteza que se arranca con facilidad
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¿Por qué hay tanta gente que no lo entiende? Somos iguales, da igual donde hayamos nacido. Las personas normales somos igual en todos los países. Solo queremos amar y ser felices, divertirnos, ser útiles, hacer cosas buenas por los demás, sentirnos queridos. Tenemos los mismos deseos, las mismas inseguridades, las mismas preocupaciones.
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—¿Estás loco? No podemos preguntarle a papá. —Qué tontería, ¿por qué no? —Porque preguntarle a papá es la mejor forma de asegurarnos un saber nunca la verdad. —Irina casi deletreó la palabra «nunca»—. Está claro que él no nos la va a decir. Por algo no lo habrá hecho hasta ahora, ¿no? |
Gregorio Samsa es un ...