Nenúfares que brillan en aguas tristes de Bárbara Gil
Aquella ciudad era una mala obra de arte; el resultado de pinceladas mal dadas e insistentes. No había aceras. Todo estaba a medio construir. Desde luego era la Daca que aparecía en los álbumes de su padre. La Daca de Bangladesh, la Daca de los bengalíes, la Daca real, y ahora, a su pesar, la Daca de Irina.
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