El guerrero a la sombra del cerezo

"Un hombre comete errores, Seizo... El único error imperdonable es no enmendar lo que se ha hecho mal".

Hay cosas que crees enterradas y olvidadas, pero cuando la voluntad flaquea y vuelves la vista atrás, descubres que han crecido con el tiempo, se han hecho profundos como las raíces de un árbol, y ya son imposibles de arrancar.

... así que decidió aferrarse a la constante que había guiado sus pasos durante toda su vida: el deber.

"Algunos creen que una pequeña dosis de verdad puede diluir el sabor de una gran mentira".

—La paciencia es una gran virtud —dijo Kenzaburo—, pero un samurái no sueña como los pájaros, no se limita a esperar que las cosas sucedan. Los hombres débiles tienen sueños, Seizo, los fuertes tienen voluntad.

—¿Conoces cuál es nuestro deber para con tu padre, Seizo? —preguntó el samurái con una voz dura y ausente.

El niño negó con la cabeza.

—La venganza —dijo Kenzaburo, con la resolución del que pronuncia un juramento.

A lo largo de su vida siempre había creído que era mejor ser temido, o incluso odiado, que compadecido. "Aprende a vivir la vida que te ha tocado y no ambiciones otra", recordó las viejas enseñanzas.

A menudo creemos que vemos claro el curso de nuestros días, pero el cambio de estación puede transformar por completo un paisaje.

Es desaconsejable tomar decisiones en las horas de insomnio, pues la soledad de la noche siempre aplica un cristal de aumento sobre nuestras angustias y preocupaciones

Aprende a vivir la vida que te ha tocado y no ambiciones otra